En esta edición estamos con un invitado extraordinario. Se trata de Adal, un ciclista con una historia inspiradora y un proyecto que va más allá del deporte. Adal va a recorrer el país de frontera a frontera en bicicleta, y hoy viene a contarnos todo. ¡Bienvenido Adal!
Gracias Rubén, es un honor estar aquí con ustedes y poder compartir esta experiencia que para mí es más que un reto deportivo: es un compromiso personal, social y emocional.
Cuéntanos, ¿de dónde eres y cómo nació esta conexión con la bicicleta?
Soy originario de Puebla. Hace cinco años llegué a Saltillo buscando una mejor calidad de vida, nuevas oportunidades. Aquí encontré estabilidad, me casé, formé mi hogar, y me considero ya un orgulloso coahuilense.
La bicicleta llegó a mi vida por necesidad: necesitaba moverme por la ciudad sin gastar mucho, así que compré una bicicleta muy básica, de supermercado. Pero en ese pedaleo diario empezó a surgir algo más: conocí personas increíbles, me integré a grupos ciclistas, descubrí que la bicicleta también es comunidad, salud, libertad… y eso me enganchó.
¿Cómo pasaste de usar la bicicleta como transporte a hacer un recorrido nacional?
La evolución fue natural. Participé en mi primer gran reto antes de la pandemia: 12 horas pedaleando sin parar, desde las 6 a.m. hasta las 6 p.m. El objetivo era recaudar juguetes para niños en comunidades rurales. Ahí entendí que el ciclismo podía ir más allá de lo personal.
Después, durante la pandemia, la bicicleta se volvió un refugio para muchos. Fue entonces cuando conocí a un ciclista que me invitó a recorrer México de frontera a frontera. Me dio miedo, claro. Pensé: «no voy a poder». Pero lo intenté. El año pasado hice media ruta como entrenamiento. Este año, voy con todo.
¿Y ahora usas una bicicleta profesional o sigues con la que compraste al inicio?
Sigo usando una bicicleta sencilla, no es de gama alta. La primera, la que compré al llegar, la conservo como recuerdo.
Con esto quiero transmitir un mensaje importante: no necesitas una bicicleta cara para cumplir un sueño. Lo esencial lo tienes: tus piernas, tu mente, tu voluntad. La fuerza de voluntad —como decía Einstein— es lo más poderoso del ser humano.
¿Qué día inicias y desde dónde?
El 1 de julio a las 9:00 a.m. arrancamos desde las letras de Piedras Negras, justo donde está la asta bandera, tocando el río Bravo como parte de un pequeño ritual personal. Invito a todas las personas que quieran acompañarme en el inicio, aunque sea unos kilómetros. Es un reto abierto, solidario, sin competencia. Es un camino compartido.
¿Y hasta dónde llegarás?
Hasta la frontera sur, en Chiapas. En total, son casi 90 días de viaje. Durante ese tiempo recorreré cientos de pueblos, comunidades y ciudades, conociendo la cultura de cada rincón del país.
¿Cómo te organizas para comer, dormir y cuidarte durante tanto tiempo?
Llevo una casa de campaña, lámpara, sleeping, ropa ligera y comida básica. Pero también quiero vivir la experiencia de descubrir los sabores de cada pueblo, sus leyendas, costumbres.
En mi primer viaje aprendí a viajar ligero: cada kilo de más, lo pagas en esfuerzo. Y hay que planificar. A veces el agua se acaba, el calor te pega fuerte o no hay dónde abastecerte. Eso te enseña a dosificar, a adaptarte. Es un ejercicio de humildad.
¿A quién dedicas esta ruta?
A todos los que no nacieron con privilegios. A los obreros, estudiantes, campesinos, repartidores, a la gente que lucha cada día.
Yo también trabajo en bicicleta. Soy repartidor, mensajero. Mi día puede empezar a las 9 de la mañana y terminar a la medianoche. Conozco bien lo que es pedalear por necesidad. Este reto va por ellos. Quiero ser un ejemplo de que los sueños se alcanzan con esfuerzo y voluntad.
¿Vas solo o te acompaña un equipo?
Somos entre 35 y 60 ciclistas que haremos diferentes tramos. Algunos hacen la ruta completa, otros solo parte. Este recorrido se llama Ruta Chichimeca y se hace cada año, con rutas distintas. Este año es Piedras Negras a Chiapas, y otro grupo saldrá desde Tijuana.
No es una carrera. Aquí no hay medallas ni ganadores. El único triunfo es vencerte a ti mismo.
¿Y tu familia? ¿Cómo lo toma estar tres meses fuera?
Ya hablé con ellos. Tengo la suerte de que me apoyan. Saben que esta oportunidad no se da todos los días. Les he dicho que quizá más adelante la salud o el tiempo no me lo permitan. Ahora es el momento.
¿Y necesitas apoyo económico para este reto?
Sí, claro. Es un gasto grande. Desde comida hasta la forma de regresar desde Chiapas. Pido a quien quiera y pueda ayudar, que se sume. Como decimos: se va llenando el jarrito. Cualquier apoyo suma.
¿Qué le dirías a alguien que quiere hacer algo así, pero siente miedo?
Que el miedo es parte del proceso. Que no necesitas una bici de 40 mil pesos. Solo necesitas dar el primer paso, pedalear el primer kilómetro.
Haz deporte, vence tus miedos, empieza un día a la vez. Eso nadie te lo puede quitar.
Adal, muchísimas gracias. De parte de Canal 3, tienes las puertas abiertas. Te vamos a poner en contacto con Antonio Cepeda Licón, director del deporte en Coahuila. Ojalá puedas recibir apoyo institucional también.
Te deseamos lo mejor en tu ruta. ¡Eres un verdadero ejemplo!
Gracias a ustedes. ¡Nos vemos en el camino!