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La Entrevista

Devanhi, la Muñeca Bella que canta desde la oficina: una voz trans, valiente y viral

El Ahuizote
El Ahuizote
abril 21, 2025

Por: Roberto Peña

Hay personas que brillan desde que entran a una habitación. Que no necesitan luces, cámaras ni escenografía porque la autenticidad les basta para llenar el espacio. Una de esas personas es Devanhi, mejor conocida en redes como Muñeca Bella, una joven trans de origen michoacano que ha conquistado las noches de Saltillo, las pantallas de TikTok y los oídos de una creciente comunidad que la sigue, la aplaude y se inspira en su historia.

En una charla abierta, espontánea y profundamente humana, Devanhi nos cuenta cómo pasó de ser una “oficinista” a una artista emergente que se atreve a soñar en grande. No hay guiones en su vida, solo ganas de vivirla con orgullo, sin esconderse y con la frente en alto.

De la oficina a los escenarios: cuando el deseo se convierte en proyecto

“Yo soy una chica oficinista que trabaja afuera del Corona”, dice con una sonrisa que atraviesa cualquier pantalla. Ahí ha trabajado por años, mientras compagina su rutina laboral con su vida digital y su incipiente carrera musical. Devanhi no se considera influencer, pero tiene una presencia fuerte en redes. Con apenas 26 mil seguidores en YouTube y una comunidad fiel en TikTok, decidió no esperar más y lanzar su primer sencillo: Muñeca Bella, una canción pensada para los antros, para la fiesta, para mover el cuerpo y el alma.

La transición no fue planeada, sino casi inevitable. “Mi pareja me ayudaba mucho económicamente, pero un día me dijo: va a llegar un momento en que ya no pueda ayudarte, busca una manera de salir adelante”. Ese fue el empujón que necesitaba. Abrió su canal, se empapó del mundo digital y se dio cuenta de que muchas chicas como ella estaban creando contenido, cantando, contando su historia. “Y yo dije: pues ¿por qué no?”

El proceso creativo: entre cuadernos, noches frías y botas altas

Aunque la canción tiene un aire ligero, bailable y hasta coqueto, su creación fue todo menos sencilla. “Duré como ocho meses escribiendo”, dice. Lo hizo a ratos, entre descansos, mientras viajaba, o en los rincones de su cuarto. “No quería sacar cualquier cosa, quería que rimara, que tuviera algo sabroso, algo joterito”, bromea.

El videoclip de Muñeca Bella se grabó en una sola jornada, pero llevó semanas de preparación. Comenzaron a las seis de la tarde y terminaron a la una y media de la mañana, soportando un frío de apenas cuatro grados. “Estábamos temblando con las botas puestas, y cuando te las quitas, ¡pum!, el frío se te mete directo a los pies”, recuerda.

Pero más allá del frío, hubo algo que no podía faltar: el respeto. Devanhi fue clara con el equipo de producción: todas las chicas invitadas debían tener cuadro. “No les podía dar espacio a todas, pero sí visibilidad. Eso era importante para mí. Que se sintieran parte del proyecto”.

Ser mujer trans en 2025: avances, resistencias y microviolencias

A pesar de que el 2025 ha traído avances en visibilidad y representación de las personas trans, la realidad sigue siendo dura. “Dentro de la comunidad LGBT+, la mujer trans sigue siendo la más señalada, la más vulnerable”, afirma con seriedad. Hace apenas unos días, un conductor de transporte por aplicación insinuó que ella y sus amigas habían robado una cartera. “El señor regresó y nos pidió que se la devolviéramos. Al final la encontró debajo de su asiento, pero ni disculpas dio”.

El relato no es un caso aislado. Devanhi ha sido víctima de agresiones mientras trabaja en la calle o participa en eventos. “Una semana antes de grabar el video, nos aventaron vasos de vidrio. Imagínate que me hubiera caído en la cara. ¿Y luego cómo grababa? Tanto odio, tanto coraje, tanta transfobia…”.

Pero ella no se victimiza. Habla con claridad, pero también con un sentido profundo de dignidad. “Yo no pido trato especial. Pido respeto. Como decía Benito Juárez: el respeto al derecho ajeno es la paz. No solo cobro, también soy estudiada, hermanas”.

Una infancia difícil y un futuro en expansión

Desde muy pequeña, Devanhi sabía quién era. “En el kínder ya se me notaba que era torcidita”, dice entre risas. Nunca fue “una niña normal”, pero tampoco se arrepiente de nada. Su historia es una de muchas en un país donde aún ser diferente implica exponerse al rechazo, la violencia o el abandono.

Aun así, sueña en grande. Quiere tener su propia casa, un negocio, prepararse más. También quiere ayudar. Ya ha empezado, con recursos propios, a regalar juguetes el Día de Reyes en colonias vulnerables. “A veces uno no tiene mucho, pero da de lo que puede. Porque yo también sé lo que es no tener nada”.

Se autodenomina una “muñeca Santa Claus”, y no parece una idea descabellada. Cuando habla de ayudar a niños y niñas, se le iluminan los ojos. Sueña con tener una fundación algún día, y dice que ya está juntando energía, contactos, recursos. “Me gusta rodearme de personas que piensan en grande. Y si alguien te dice que no puedes, aléjate. Hay gente que no deja crecer”.

Una canción, una identidad, una declaración de libertad

Muñeca Bella no es solo una canción. Es una afirmación de identidad, un acto de resistencia y una invitación al goce. Devanhi insiste: si no te gusta, está bien, pero escúchala. “Está en YouTube, Spotify, todas las plataformas. Déjame tu comentario, si te gusta o no te gusta. Pero déjalo con amor. No cuesta nada”.

La canción suena en antros, en bares, en casas donde se celebra la diversidad. “Al principio decían: solo en antros gays. Pero no, también la quieren en antros heteros. Coahuila ya huele mucho a comunidad”.

Y es que Devanhi no solo canta: también representa. A esas personas que viven en los márgenes, que trabajan jornadas dobles, que construyen su voz entre turnos de oficina y noches de frío. Su música, su historia y su presencia digital son el testimonio vivo de que la autenticidad también puede ser viral.

El mensaje final de Devanhi: “Cuidado, Adele, que ahí viene la Muñeca Bella”

Antes de despedirse, Devanhi lanza una última frase entre risas y brillo: “No se autotunea mi voz, hermanas. Es natural. ¡Cuidado, Adele!”. Y aunque lo dice en tono de broma, detrás de esa frase hay un mensaje potente: Devanhi no se disculpa por ser quien es. No baja la voz. No se esconde. Se canta, se nombra y se baila.

Y lo más importante: invita a otres a hacer lo mismo.

“Soy muy odiada por ser la más deseada”, dice una línea de su canción. Quizás esa frase, entre todo el ritmo, la risa y el escándalo, encierra la verdad más profunda de Devanhi: que ser visible, trans y libre en México sigue siendo un acto valiente. Por eso, a ella no solo se le escucha. Se le celebra.

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