¿Por qué celebramos el 2 de noviembre?

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Cultura 96

El Día de Muertos es una fiesta tradicional mexicana que se celebra los días 1 y 2 de noviembre. En ella se honra la memoria de los muertos y se llevan a cabo rituales y costumbres que combinan elementos católicos y tradiciones indígenas. Esta festividad, que tiene sus raíces en México, también se celebra en otros países de América Latina como Bolivia, Ecuador, América Central y la región andina de América del Sur. En el año 2008, la Unesco declaró el Día de Muertos como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de México, reconociendo su importancia y valor cultural.

En lugares como Buenos Aires, Argentina, también se celebra el Día de Muertos debido a la presencia de migrantes de la región andina central, especialmente del noroeste argentino, del occidente de Bolivia y del sureste de Perú. En Venezuela, el pueblo kariña celebra esta festividad bajo el nombre de “Akaatompo” o fieles difuntos, donde se lleva a cabo el baile de La Llora. Incluso en España, hay eventos culturales organizados por inmigrantes mexicanos integrados en la sociedad española para celebrar el Día de Muertos.

Aunque el Día de Muertos suele asociarse con otras celebraciones como Halloween, en realidad es muy diferente en sus tradiciones y significado. Esta festividad mexicana se centra en honrar y recordar a los seres queridos fallecidos, y se caracteriza por la construcción de altares, la colocación de ofrendas, el uso de calaveras de azúcar y la visita a los cementerios para limpiar y decorar las tumbas. El Día de Muertos es una celebración llena de simbolismo y significado, donde se mezclan la vida y la muerte en un ambiente festivo y respetuoso. Es una oportunidad para recordar a nuestros seres queridos y reflexionar sobre la importancia de la vida y la muerte en nuestra cultura.

A diferencia de otras culturas que ven la muerte como un evento triste y doloroso, en el Día de los Muertos se celebra la vida de aquellos que ya no están con nosotros. Se cree que, durante esta fecha, los espíritus de los difuntos regresan a visitar a sus seres queridos, y por eso las casas se adornan con altares llenos de fotografías, flores, velas y comida favorita de los fallecidos. Las calles se convierten en un festival de colores y alegría, con desfiles y procesiones donde la música, las danzas folklóricas y los trajes tradicionales son protagonistas. Las calacas y las catrinas, figuras esqueléticas decoradas con elegantes vestidos y sombreros, se convierten en símbolos icónicos de esta festividad.

Pero el Día de los Muertos no se trata solo de la estética y el folklore. Es una ocasión para reflexionar sobre la importancia de la vida y la muerte, y para recordar que todos somos mortales. Es un momento para reunirse en familia, compartir anécdotas y celebrar la memoria de aquellos que ya no están físicamente con nosotros.

En tiempos de pandemia, el Día de los Muertos adquiere un significado aún más profundo. La pérdida de seres queridos ha sido especialmente dolorosa en estos últimos años, y esta festividad nos brinda la oportunidad de sanar y recordar a aquellos que nos dejaron. Nos enseña que, aunque ya no estén presentes en cuerpo, su espíritu y su legado perduran en nuestras vidas.

Por otro lado, la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos es una festividad religiosa que se celebra en las Iglesias católicas para recordar a los fallecidos. Esta conmemoración tiene lugar el 2 de noviembre y su propósito es orar por aquellos fieles que han terminado su vida terrenal y, en el caso católico, por aquellos que aún están en proceso de purificación en el Purgatorio.

Las principales iglesias, como las Iglesias Cristianas Ortodoxas Occidentales, la Unión de Utrecht, la Comunión de Porvoo, la Comunión Anglicana y la Iglesia católica, han acordado tener el mismo calendario y días de celebración religiosa y santoral para facilitar la asistencia de sus feligreses a sus respectivas celebraciones. El Día de los Difuntos es la fecha designada en la Iglesia de Occidente para honrar a los fieles difuntos. Esta celebración se basa en la creencia de que las almas de los fieles que al morir no han sido purificadas de pecados veniales o no han hecho expiación por transgresiones pasadas, no pueden alcanzar la Visión Beatífica. Se cree que se les puede ayudar a alcanzarla a través de oraciones y del sacrificio de la misa. Además, existen creencias populares relacionadas con el Día de los Difuntos que tienen un origen pagano y una antigüedad ancestral, como la creencia de que los muertos regresan a las casas donde solían vivir y participan en las comidas de los vivos.

En el libro Segundo de los Macabeos se menciona que Juan Macabeo ordenó ofrecer sacrificios por los muertos para que quedaran libres de sus pecados. En los primeros días del cristianismo, se escribían los nombres de los hermanos fallecidos en una díptica, que era un conjunto de dos tablas plegables en las que se anotaban los nombres de los vivos y los muertos por quienes se debía orar. En el siglo VI, los benedictinos solían orar por los difuntos al día siguiente de Pentecostés. En el siglo V, se celebraba una festividad similar el sábado anterior al sexagésimo día antes del Domingo de Pascua o antes de Pentecostés.

En Alemania, alrededor del año 980, se llevaba a cabo una ceremonia dedicada a la oración por los difuntos el 1 de noviembre, fecha que fue aceptada y bendecida por la Iglesia romana. Posiblemente debido a los movimientos milenaristas, alrededor del año 1000, la conmemoración de los Fieles Difuntos el 2 de noviembre se popularizó y extendió por toda la Cristiandad occidental, especialmente en 998, gracias a la idea de San Odilón de Cluny, hasta que finalmente fue aceptada en el siglo XVI como la fecha en que la Iglesia celebraría esta festividad.

En la Iglesia católica, esta conmemoración es un recordatorio de todos aquellos que han muerto en este mundo (fieles difuntos), pero que aún no pueden disfrutar de la presencia de Dios porque están purificando los efectos de sus pecados en el purgatorio. Durante este día, los creyentes ofrecen sus oraciones, sacrificios y la misa para que los fieles difuntos en el purgatorio puedan completar esta etapa y llegar a la presencia de Dios. Existe una gran diferencia entre la festividad del 1 de noviembre y el ambiente de oración y sacrificio del 2 de noviembre. Tanto la Iglesia católica como las Iglesias católicas orientales celebran esta festividad de manera similar, con la finalidad de honrar y orar por los difuntos.

El Día de los Muertos, la muerte se convierte en un recordatorio de la belleza de la existencia y de la importancia de vivir plenamente. Nos invita a abrazar la vida y a apreciar cada momento que tenemos junto a nuestros seres queridos.

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