Mentiras son todas mentiras…

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Néstor J. Hurtado Vera. 

¿Cuántas veces hemos escuchado alguna promesa de campaña que nunca fue cumplida?, si nos diéramos a la tarea de enlistar al menos cinco ejemplos, estoy seguro de que, en menos de tres minutos recordaríamos con suma facilidad a varios políticos, que sencillamente se les fue la lengua, prometiendo de más y jamás cumplieron.

Las promesas no cumplidas al paso del tiempo se convierten en mentiras, tan simple como eso, y lamentablemente en la historia democrática de nuestro país, como usted bien lo sabe, hemos sido generacionalmente engañados.

Sostengo que la política mexicana, sus partidos y sus principales actores, irán legislando poco a poco para regular muchas de las inalcanzables promesas de los aspirantes, que al llegar al poder o al cargo de elección popular, las olvidan o les es imposible cumplirlas.

Si nuestro país no da pasos serios, y el Instituto Nacional Electoral y las autoridades de justicia, no hacen sinergia y no sancionan a los políticos incumplidos, jamás saldremos de esta situación.

Relativamente la cosa está fácil, en primera tiene que existir un plan para “reeducar” a la clase política y que, por ejemplo, los candidatos a diputados no prometan cosas que son facultades de un gobernador, o que un gobernador no prometa cosas de competencia federal. 

Y una vez que esto suceda, al finalizar su cargo, las autoridades deben llamar a cuentas al político, para ver qué cumplió y qué no cumplió. 

Pero bueno, esto es solo una idea que poco a poco irá cobrando relevancia, pero lo que, si me genera mucho conflicto, es un comportamiento todavía más grave, que es la terrible capacidad del autoengaño. 

Para mí, esta actitud solo puede estar soportada en dos posibles escenarios, o estás “loco” y estás viendo una realidad que no existe, o de plano, eres un mentiroso profesional, que, al no cumplir, opta por engañar a una comunidad o incluso a un país.

Vimos el pasado domingo una “ridiculez sexenal” del todavía presidente, Andrés Manuel López Obrador, quien dijo que México ya cuenta con un sistema de salud mejor que el de Dinamarca, lo cual obviamente fue brutalmente criticado en redes sociales.

Como podrán notar, López Obrador, no solo no cumplió una promesa histórica, además salió a mentirle al pueblo, seguramente envalentonado por los resultados electorales del pasado 2 de junio.

Personalmente, considero que el presidente ya cayó en sus propias mentiras, y en su mundo imaginario en el que no tolera ningún tipo de críticas o contrapesos, cree de corazón que ya solucionó el problema de salud, de inseguridad, de economía, de pobreza, y según él, ahora somos un país de primer mundo.

Otros dirán que es un mentiroso profesional, pero para el caso es lo mismo y me perdonarán, pero cualquiera de los dos escenarios, no resulta digno para un país como México.

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