Por: Rubén Duarte García.
En una reciente rueda de prensa, Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, ofreció una visión matizada sobre el estado actual de las relaciones entre su país y Estados Unidos. La declaración surgió en respuesta a una pregunta de una reportera que indagó sobre el impacto de las críticas del embajador estadounidense, Ken Salazar, hacia la reforma judicial propuesta por el gobierno mexicano.
López Obrador calificó la situación como “buena, pero en pausa”. El presidente explicó que “pausar significa que vamos a darnos nuestro tiempo”, sugiriendo que la relación bilateral se encuentra en un momento de reflexión y espera. Esta declaración refleja una postura cautelosa ante las recientes tensiones entre ambos países.
La “pausa” en las relaciones entre México y Estados Unidos también ha tenido una dimensión indirecta, afectando a Canadá. El embajador canadiense, Graeme C. Clark, se vio accidentalmente involucrado en la controversia. La ambivalencia en la declaración de López Obrador subraya una tensión más amplia en las relaciones diplomáticas de México con sus principales socios comerciales.
Históricamente, López Obrador ha recurrido a medidas similares en el pasado. En febrero de 2022, el presidente suspendió los contactos con España en respuesta a la negativa de este país a disculparse por los abusos durante la Conquista. De manera similar, en diciembre de 2022, López Obrador tomó la misma decisión con Perú tras un enfrentamiento con el Gobierno de Dina Boluarte. Estos precedentes evidencian un patrón en la estrategia de López Obrador de “pausar” relaciones diplomáticas en respuesta a conflictos o desacuerdos significativos.
En el contexto actual, la última pausa en las relaciones con Estados Unidos ha enfriado el ambiente diplomático con dos de los principales socios comerciales de México. La situación se complica aún más por el contexto político en Estados Unidos, donde las próximas elecciones podrían influir en las dinámicas de la relación bilateral. La tensión se ha visto intensificada por una serie de declaraciones cruzadas y acusaciones de injerencismo, lo que ha llevado a un enfriamiento notable en los lazos entre los países.
La pausa en la relación entre México y Estados Unidos subraya la complejidad de las relaciones internacionales en un periodo marcado por la inestabilidad política y las elecciones inminentes. A medida que se desarrollan los eventos, será crucial observar cómo estas tensiones se resuelven y qué impacto tendrán en la cooperación entre estos tres países clave en América del Norte