Por Jesús Alvarado
Todo lo que sube tiende a bajar, y viceversa. Esto aplica para el peso mexicano que ha vivido un año de glorias, a través de un buen manejo del Banco de México, políticas fiscales, entradas constantes de dólares vía remeses, y la tibia flaqueza que tuvo el dólar americano durante la mayor parte del 2023.
Los precios en nuestro país empezaran a subir. Sobre todo, aquellos que tienen una relación directa con el mercado norteamericano.
Los mexicanos en territorio yanqui dirán que por la relación o tipo de cambio tendrán un mayor poder adquisitivo, en la realidad, la inflación pudiera inclusive hacer que el poder de compra se vea perjudicado.
El mercado internacional tiene mucho que ver con lo que pasa en economías emergentes como la nuestra. La decisión de Rusia de dejar de exportar combustible –gasolina y diésel- a los países asiáticos, aunado a que los árabes han decido mantener su recorte de producción de barriles diarios de petróleo; ante la intensa demanda china y de los Estados Unidos, no ayuda a nada a la economía azteca.
Se estima que el tipo de cambio termine para finales de 2023 entre los 18.90 y casi los 20 pesos por dólar americano. Para 2024, con ajustes fiscales y una férrea política monetaria, lograríamos que el brinco en esa relación no sea mayor a un incremento del uno por ciento.
La tendencia a la relocalización de empresas en medio oriente y Asia –nearshoring- a México para estar cerca del mercado del vecino país del norte, será importante para la llegada de la divisa verde, lo que abonaría a que no se dispare el tipo de cambio.
La Secretaría de Hacienda y el Banco de México, son quienes juegan el papel más importante. Juntos, aunque no revueltos, serán quienes deban cuidar el valor de nuestra moneda. Porque de ello, depende que no exista una escalada de terror en los precios.
El dólar americano por su parte, enfrenta la unión de algunos países como Brasil y China, que han decidido liquidar sus transacciones comerciales en sus monedas locales, evadiendo así al dólar. India y Malasia firmaron en abril un convenio para aumentar el uso de la rupia en el comercio transfronterizo.
Los norteamericanos enfrentan sus propias batallas. Hoy, una contra el eje de su economía, su moneda. Pero, aún no contentan la ofensiva, y no espera que sea tibia ni con sentimentalismos. Será dura. La cripto moneda no logró desplazar su estandarte, y hoy tienen a Rusia con un férreo bloqueo. Así que no se le ocurra pensar que su moneda va en caída.
Nosotros libramos la nuestra. Que el valor del peso mexicano no caiga. Se mantenga estable, para que sea un aliado en esta oportunidad histórica de la llegada de más de 200 empreas a nuestro país en los próximos cinco años producto del Nearshorimg.
EL REMATE
Todo indica que México vive una tercera ola de nearshoring. No solo el gobierno mexicano esta distraído ante este fenómeno. Especialistas internacionales señalan lo mismo de Canadá y Estados Unidos.
México es atractivo por la guerra comercial con China. Estamos en una posición de privilegio. Y parte de ese atractivo es la industria maquiladora, que lleva 40 años o más trabajando en la integración con Estados Unidos, por lo tanto, está en una posición de suma importancia al aprovechar las fuerzas del nearshoring.
Pero hoy los tres gobiernos están distanciados, lejos de aquella integración de lo que fue el primer Tratado de Libre Comercio entre los países en mención. No están comprometidos y dejan a la suerte el tratado comercial que pudiera ser el de mayor impacto mundial.