Y, ¿el PRI para cuándo?

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Recientemente Morena anunció que para el 20 de julio tendría candidatos para Coahuila y Estado de México, lo cual lleva implícitas situaciones importantes a considerar. La primera es que su candidato tendrá 11 meses de campaña, para posicionarse, armar y afinar estructuras, limar asperezas con los diferentes grupos y actores de su partido y preparar el día de la elección. La 4T entiende que su primer rival a vencer es la división interna, son los pleitos entre aspirantes y soñadores que puedan debilitarlos y alterar su resultado. 

Por otro lado, la oposición ha avanzado estructuralmente, desde sus dirigencias nacionales dieron a conocer que mantendrían la alianza para el 2023. En la dirigencia local del PAN vimos resistencia, natural y entendible (entender no es defender). Por fin los monclovenses tienen el control estatal de acción nacional y naturalmente quieren estar en la mesa de negociaciones, no que todo se haga en la Ciudad de México y se repartan candidaturas a diputados sin que se les permita colocar a sus aliados. Independientemente de la relación de Mario Dávila con Marko Cortés, que la dirigente estatal del PAN Coahuila declarara que aún faltaba para amarrar la alianza no significa otra cosa que un distanciamiento y desencanto con la manera de conducirse de las dirigencias nacionales. La política es local, axioma que ciertamente olvidaron. Si se deja la colocación de los puestos para panistas a los laguneros cercanos a Memo Anaya los cercanos a la dirigencia y por ende a la estructura no van a trabajar bien en la elección. 

En cuanto al PRI se han renovado las dirigencias municipales de cara a la operación política y al principal objetivo de cualquier partido, ganar elecciones. Un suceso importante, tranquilizador y necesario fue la campeadora declaración del gobernador Miguel Ángel Riquelme, no entregar el estado, no buscar una embajada o cargo alguno a cambio de perder una elección. Que la seguridad que impera, la formación de grupos de seguridad, la coordinación incluso con otros estados y el compromiso con la sociedad lo obligan a poner todas sus atenciones al estado y todas sus aspiraciones a terminar su mandato dejando las mejores condiciones para que perduren sus acciones, esto es, que continúe el sistema de gobierno. 

Del PRD podemos decir que debe estar muy agradecido de ser considerado, será más que un factor útil en Coahuila, los grandes ganadores con lo que sea que les toque, son un partido con muy poca presencia y con nulos resultados electorales. La dirigencia ha vivido de negociar primero para ellos y después, mucho después y sin mucho empacho para los ideales del PRD. Aclaro, no es que nos preocupen las banderas de la revolución democrática, pero sí que repartirles puestos moleste, que genere envidia entre los operadores efectivos del PRI y PAN, terminando por causar división. 

La espina en el zapato para la elección la sigue representando Jericó, quien encaprichado y molesto por no ser el candidato del partido que tanto le ha dado, no le ha importado hasta el momento ser factor de división y riesgo. No le importa el riesgo que corren las familias, las empresas, la inversión en agua y todo lo que en Coahuila se realiza para ser un estado seguro y próspero. Morena tiene fecha para amarrar a todos sus liderazgos en torno a un mismo proyecto ¿Coahuila para cuando?

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