Los indicadores son consecuencias no secuencias

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La información con la que más fuerte intentó golpear la oposición al presidente durante la semana pasada fueron las cifras de asesinatos ocurridos durante el mes de mayo del presente año, un alza del 11% respecto al mes de abril, alcanzando 2,833. El giro que se le dio a los datos para señalar de mejor manera la incompetencia en materia de seguridad de la cuarta transformación no fue señalar si quiera que en promedio mueren asesinados 84 mexicanos diarios ni los 77 feminicidios comprobados en el último mes, sino el penoso título de superar por fin en algo a Felipe Calderón. 

Bastaron 42 meses para que la 4T y el proyecto de transformación de López Obrador dejara atrás los penosos 120,463 homicidios acontecidos durante todo un cruento sexenio, en el gobierno cuyas estrategias de seguridad mayores críticas generaron por los actores públicos, en el gobierno que en su momento el mismo López no titubeó en señalar, criticar y exigir renuncias. 

Pero tenemos que entender estas muertes superando la impresión numérica, es decir la narrativa que oculta pensar en dígitos, comprender estos delitos como una consecuencia, ¿De qué? Ya no hablemos de malos manejos y estrategias, entendamos que ahora hay una permisión. La actuación del crimen sin repercusión, con el pleno goce de la impunidad, incontables son ya los videos del crimen organizado humillando al ejercito, a la marina, que bajo órdenes de no atacar aceptan estoicamente las agresiones y se vuelven los primeros receptores de esta afrenta al pueblo. Hay que ser claros, al crimen no lo están combatiendo, ni en las calles ni en sus cuentas bancarias, el fortalecimiento que están logrando las agrupaciones criminales representa un retroceso al orden que durante dos sexenios se intentó conseguir o se alcanzó. 

El Pentágono, de acuerdo a datos presentados por senadores norteamericanos estima que México pasó de tener durante el sexenio de Calderón 80 municipios controlados por organizaciones y cédulas criminales a tener 824 municipios en manos del narco. No hay que olvidar que en 2009 esos municipios eran combatidos. 

Pero la cuestión qué más debería preocupar son los niveles de deserción que está teniendo nuestro ejercito y marina, tan sólo durante el primer trimestre del 2022 la Secretaría de Marina (SEMAR) ha registrado 363 bajas y la Defensa Nacional (SEDENA) contó 429 elementos que claudican del compromiso militar. Las cedulas criminales se fortalecen mientras el ejercito se debilita, luego de órdenes de no atacar al crimen, de dejarse humillar, órdenes que han derivado en militares asesinados o golpeados, se les ha hecho entregar armas, soltar delincuentes y dejar que operen, sus más grandes hazañas ya no son capturas, detenciones y bandas desmanteladas sino construcciones de obras sin sentido y que el pueblo no aprecia, un aeropuerto casi sin frecuencias, un tren sin fecha de operación y una refinería sin sentido económico. Este es el año en que más elementos de las fuerzas armadas abandonan la vocación de servir y proteger a México, no los juzgamos, nos preocupa que el La SEDENA y la SEMAR dejen de ser un medio para cuidar al país.

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