[et_pb_section fb_built=”1″ theme_builder_area=”post_content” _builder_version=”4.17.4″ _module_preset=”default”][et_pb_row _builder_version=”4.17.4″ _module_preset=”default” theme_builder_area=”post_content”][et_pb_column _builder_version=”4.17.4″ _module_preset=”default” type=”4_4″ theme_builder_area=”post_content”][et_pb_text _builder_version=”4.17.4″ _module_preset=”default” theme_builder_area=”post_content” text_font=”Archivo||||||||” text_text_color=”#000000″ hover_enabled=”0″ sticky_enabled=”0″]
Los nuevos enemigos de la cuarta transformación son los médicos, no porque hayan hecho algo para convertirse en ello, así sin esperarlo ni planearlo se volvieron el nuevo concentrador de reflectores en cuanto a críticas por su manera de ganarse la vida. Reitero, los médicos no hicieron nada contra el presidente y sus proyectos, pero sufren las consecuencias del modus operandi de la cuarta transformación, de la necesidad de crear enemigos a quienes combatir desde dos frentes, el primero, el que distrae (o intenta disuadir) a la sociedad y la opinión pública de los verdaderos problemas que surca la nación, y el segundo frente, que se construye para justificar acciones y políticas de gobierno innecesarias, pero que en el fondo encaminan a la estructura política en el poder rumbo a la sucesión del 2024.
En México hay especialistas, no se dice como un mantra que condene la no contratación o que sea un suplicio para la mayoría de los mexicanos conseguir una cita con un especialista en el sistema público. Se dice con la intención de hacer conciencia en las implicaciones necesarias para que esto suceda. El país tiene 154 escuelas de medicina y especialidades, en las que todos los días se están formando académicamente y conjugando clases con prácticas y guardias inhumanas de miles de profesionistas de la salud. La historia de cada médico y especialista narra esfuerzos físicos y económicos, renuncias y sacrificios que templan al médico y transforman el carácter de este gremio para dotarlos de la personalidad distintiva que en ellos cualquier paciente o amigo podemos observar.
Que no haya médicos en todo rincón de nuestro país no es responsabilidad de los galenos y nunca lo será. Ellos están para atender donde sean dadas las condiciones para hacerlo, como en cualquier otra profesión, ser médico no significa ni implica tener que tornarse por obligación y como única vía, en el auspicio de las causas difíciles y en el patrono de los desamparados. Hay que aceptarlo y reconocerlo para que esto algún día cambie, las razones por las que los médicos no buscan las escasas plazas en comunidades rurales son porque los sueldos son miserables y las condiciones de inseguridad en gran parte del país en suma disuaden a cualquiera de esto.
Hay que decirle al presidente que el sistema de salud no funciona como en su cabeza pasa, un médico especialista o general no va a adquirir experiencia en una comunidad rural, el esquema de atención debe darse como en cualquier otro país con los recursos y captación arancelaria similar a la de México, es decir, con médicos en centros de salud rural que refieran a los pacientes con el especialista en la ciudad más cercana. El discurso del campesino que tiene que recorrer kilómetros de sierra para ser atendido no es una responsabilidad del médico, es una consecuencia inherente al paciente, que sensibiliza y toca fibras emotivas, por tratarse de una necesidad básica y de salud, pero que no se puede endosar al médico por el simple hecho de ser quien preste la atención.
Ahora bien, la coincidencia de los números. México tiene 300 distritos electorales y forma otros 200 más mediante circunscripciones en cada zona de nuestro amplio territorio, de ahí salen por ejemplo 500 diputados, que en teoría deberían atender y representar a todos los que aquí vivimos. Da la casualidad de que Cuba, del régimen populista militar y miembro fundador destacado del Foro de Sao Paulo busca traer a nada más ni nada menos que 500 “médicos” antes del 2024.
[/et_pb_text][/et_pb_column][/et_pb_row][/et_pb_section]