Una consulta que no cause honorarios 

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El 12 de julio, se conmemora el día de los abogados y las abogadas, evocación que data del año 1960 y que, gracias al entonces presidente de la República el Lic. Adolfo López Mateos, se declara este día como el “Día del Abogado”. Esto no es solo un festejo para quienes nos honramos de ejercer el derecho, no es solo cuestión de llevar a cabo un relevante evento para galardonar las cualidades y habilidades de un sector privilegiado y selecto de juristas y “conocedores del derecho” y en ocasiones de estereotipos de esta profesión – que francamente cualquiera desea ser distinguido con tal presea – es más un recordatorio del compromiso que los individuos debemos tener con las normas y la justicia.

Yo, como abogada y licenciada en derecho, que no es precisamente lo mismo, ya que en mi percepción son la especie y el género, pero igual festejamos, me pregunto ¿Qué efectos biológicos, químicos, dopantes y hasta hormonales, se generan cuando escuchamos la frase “una consulta que no cause honorarios”? y es que, no es como los médicos (y lo digo en son de broma sin ofensa alguna) cuya consulta no pagada o mal pagada la pueden resolver con “tómese un paracetamol”. Claro, que sí doy mi opinión legal cuando es requerida, no se me ofendan.

En ocasiones, pasando por el anonimato profesional y de oficio, he llegado a presenciar que algunas las personas (sin haber cursado la carrera) actúan con tal seguridad y te dicen, “lo dice la ley, es por ley, así es legalmente” y asumen el papel de abogados y conocedores del derecho. Pero bueno, los abogados y licenciados en derecho, debemos estudiar para ser arquitectos, ingenieros, contadores, médicos o cualquier otra profesión. 

A quienes dudan si estudiar derecho les digo: No te hundas en el confort siempre mantén tus aspiraciones de mejorar, estarás rodeado de problemas que, irónica y afortunadamente el 99% no son tuyos, deberás prepararte no solo académicamente con doctorados, diplomados o maestrías, que honestamente yo no tengo y que no lo he necesitado (como dicen por ahí, ni para firmar con tan relevante abreviatura ya que siempre firmo como Lic. o con mi nombre de pila), deberás estudiar e investigar mucho ya que la opinión legal es una responsabilidad seria para las decisiones que tomarán tus jefes, para la vida de las personas y su patrimonio y bueno hasta “un muro de contención” para tomar decisiones cotidianas, deberás estar dispuesto a escuchar y aprender de otros, deberás adaptarte ante cualquier cambio, debes conocer todos los ámbitos de la profesión, que no solo se circunscribe a los litigios ante tribunales ya que tiene un gran abanico de oportunidades y deberás saber, sobre todo, que no siempre se trata de dinero.

La elección de una profesión no es tarea fácil, no es por analogía, no es por herencia, no es por abolengo familiar, pero sí, implica algo o mucho de conveniencia material. Considerando que se le dedicará más de la mitad de nuestra existencia y parte del tiempo que le debemos a otras personas, por tanto, debe apasionarnos y a cambio de esto nos generará algunas de las mejores cosas de nuestras vidas y una vida digna para la familia, entonces bajo esta perspectiva, mi respuesta es: ¡Sí, estudia derecho! 

¡Feliz día a todas y todos los abogados y licenciados en derecho!

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