Así, estos elementos erosionan la confianza de la ciudadanía en quienes le representan. Ante el escenario electoral del próximo año en Coahuila es necesario destacar lo siguiente: la ciudadanía se siente más representada por el Presidente o por su alcalde o alcaldesa que, por los diputados federales o locales, a pesar de que son éstos quienes teóricamente representan de manera formal a la ciudadanía.
Cabe agregar que las mujeres perciben mayor discriminación, así como quienes tienen mayor nivel educativo y quienes no tienen alguna identificación partidista. El documento apunta a que a mayor percepción de factores que propicien la discriminación y a mayor experiencia de haberla sufrido en forma alguna, menor nivel de satisfacción declarado con la democracia. De aquí que los autores y autoras señalan que una cultura política que no es suficientemente igualitaria restringe la participación y por tanto afecta la democracia.
El estudio concluye destacando las paradojas. El voto es una costumbre arraigada en algunas personas, pero no todas lo ejercen. Se desconfía de los partidos, diputados y diputadas federales y locales, pero la confianza en la autoridad electoral aumentó. Se valora contar con un régimen democrático, pero se es crítico con su funcionamiento, pues la ciudadanía no está satisfecha con la democracia y no se siente representada, al considerar que la actividad legislativa responde en mayor medida a intereses partidistas y particulares que a los de la población. Se mantienen percepciones críticas relacionadas con la presencia de la corrupción, el clientelismo y la discriminación, por lo que se duda de los avances en materia de democracia. El reto es entonces buscar mecanismos de participación ciudadana, pero también formas efectivas de acercamiento entre la población y quienes desean representarla, de manera que los intereses y necesidades de la sociedad sean la base para construir políticas públicas de verdadera incidencia.
