La épica del narcotráfico. Tal vez y sólo tal vez, todo empezó cuando los inconmensurables “Tigres del Norte” cantaron aquello de “Camelia la Texana”, cuando los protagonistas (Emilio Varela) iban en un carro rojo relleno de yerba mala. Pero su acompañante, era su amante, Camelia la Texana… lo demás es historia y usted lo sabe: no hay final feliz.
Hoy, el país llamado México atraviesa como siempre por una crisis convulsa la cual, a nosotros, a usted y a mí, a nadie asusta. Siempre estamos en crisis. Una vez y de nuevo inicio este texto: el agua pura y limpia, estancada, se pudre. Así es el poder. El poder se ejerce, no se teoriza. Y Donald Trump, el poderoso vecino del Norte y dueño del Mundo, ejerce el poder y no lo teoriza.
Una vez amenaza, al otro día, también. ¿México? México sólo obedece. Trump se burla de México una y otra vez y las claques de Morena y de Claudia Sheinbaum y su padrastro, Andrés Manuel López Obrador, sólo están tratando de capotear el temporal. Las brutales acusaciones de Estados Unidos al señalar y decir: en México hay un contubernio, amasiato o matrimonio entre el crimen organizado y Morena, a nadie asustan. Ya lo sabemos y lo padecemos. Todo mundo aquí.
Lo duro, rudo y brutal es: Donald Trump lo está usando como moneda de cambio para imponer su agenda. En todos los órdenes e ideas. ¿Y la Shein? Acomplejada. No puede ni tiene margen de maniobra. Mientras esto sucede, claro, los norteamericanos lo saben todo sobre la clase gobernante de México y su amasijo de complicidad con los narcotraficantes. Cada vez más sádicos, cada vez más animales y no humanos.
El mejor reportero del mundo, el gringo John Lee Anderson lo dejó por escrito en México en el año 2010, en Zacatecas: “Ustedes los periodistas mexicanos tienen que averiguar qué es lo que enmascara a la sociedad mexicana para encerrar en su seno tanta violencia… no es posible que tanta violencia y que criminales tan sádicos, tan imaginativamente sádicos hayan surgido de pronto en el panorama mexicano. Algo esconde la sociedad mexicana que lo fue incubando durante años y años.”
En días pasados, desembraron a ocho jovencitos (hombres y mujeres) en Puebla, eran de Tlaxcala al parecer. Apenas había partes de ellos identificables. Esto es México, no un país, sino una jaula de fieras hambrientas y carniceras.