Todo mundo quisiera ser el jefe. De su familia, de su empleo y hasta en los diferentes círculos donde participa.
Lamentablemente no todos han nacido con ese don, con ese talento necesario, con ese talento de mando y de operatividad.
Me sorprendió ver una estadística que es desgarradora, el hecho de que solo uno de cada cuatro jefes esta comprometido con su empresa, con lo que hace.
Atrás de ello puede ver demasía cantidad de factores para que una persona denominada “jefe”, no sienta ese compromiso.
Según el reporte Estado del lugar de trabajo global para 2025, sólo el 27% de los jefes y jefas se sienten comprometidos con su empleo. Este nivel implicó una caída de 3.5 puntos porcentuales respecto a la medición anterior; lo que refleja la tendencia decreciente de los líderes involucrados en sus roles.
Hablemos de alguna u otra causa que pudiera originar dicho resultado. Que les parece, el hecho de que el sueldo y las condiciones laborales no son las suficientes, lo que obliga a un nivel de insatisfacción, lo que no permite realizar con compromiso tus tareas como dirigente.
Este último punto es importante, donde el dueño o jefe de mayor nivel superior pudiera defenderse señalando que las puertas de dicha empresa están abiertas para quien no quiera laborar bajo ciertas condiciones.
La necesidad de tener un empleo obliga en muchas de las ocasiones a tomar uno que no es de nuestro agrado, se toma por esa necesidad económica con la esperanza que con el tiempo la situación mejorará dentro de la misma empresa o llegará una oportunidad mejor.
Pero el empresario, el jefe de la junta directiva o los dueños de medianas empresas no debería tomar esto a la ligera. Tener un gerente de área o jefe administrativo sin ganas, bajará seguramente las ganancias de cualquier negocio.
Es llamativo, que mientras un trabajador -no importa su nivel de posición en el organigrama de dicha empresa- cuenta con un buen salario y condiciones laborales justas, cuidará de su trabajo como de su familia. Dará lo mejor para poder conservar su puesto
EL REMATE
Vayamos a otros datos. Bueno, vayamos a temas laborales nuevamente. Ser el nuevo en una empresa causa miedo y emoción, pero para poder adaptarse, el líder tiene la tarea de acompañar al colaborador durante la curva de aprendizaje, es decir, que aprenda y se adapte a los procesos.
Sin embargo, el líder tiene que conocer cuáles son los límites para no caer en una actitud paternalista, pero tampoco deje a la deriva al nuevo colaborador, ya que, en ambos casos, perjudica la productividad e incluso la relación con el equipo.