En Los Ángeles, ciudad icónica por su diversidad y su historia de migración, las calles han vuelto a llenarse de voces, de pancartas… y de un símbolo que se ha vuelto omnipresente en las protestas recientes: la bandera mexicana. Más que un emblema patrio, hoy ondea como un acto de resistencia frente a las redadas migratorias impulsadas por el expresidente Donald Trump.
Desde que se anunciaron redadas masivas por parte de agencias federales, miles de personas han salido a manifestarse. En lugares como Boyle Heights, East L.A. y el centro de la ciudad, las consignas en español e inglés se funden con un símbolo que, para muchos, lo dice todo: la bandera tricolor.
Las políticas migratorias de Donald Trump, especialmente durante su mandato de 2017 a 2021, incluyeron medidas como la construcción del muro fronterizo, la separación de familias en la frontera y el fortalecimiento de las redadas por parte de ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas).
Aunque Trump ya no está en la Casa Blanca, muchas de esas políticas dejaron estructuras activas y un sentimiento de persecución en las comunidades migrantes. Ahora, en un año electoral, nuevas amenazas y discursos políticos están reactivando ese temor.
Portar la bandera mexicana no es sólo un acto nostálgico. Es, para muchos, una forma de reafirmar su identidad en un país que a menudo los margina. Para algunos, es un recordatorio de la historia común entre México y el sur de Estados Unidos, donde antes de que existiera la frontera moderna, estas tierras ya estaban habitadas por pueblos con raíces latinas e indígenas.
No solo la comunidad mexicana se ha sumado a las protestas. Personas de otras nacionalidades latinoamericanas —salvadoreños, guatemaltecos, hondureños— y ciudadanos estadounidenses solidarios también se han unido, reconociendo que el ataque a un grupo migrante es un ataque a todos.
En un momento donde las políticas migratorias siguen siendo tema de debate nacional, la bandera mexicana ha adquirido un nuevo significado en Los Ángeles: ya no es solo un símbolo de nacionalidad, sino de lucha, de orgullo y de pertenencia en un país que, a pesar de las políticas de exclusión, también es su hogar.
Desde las calles de Los Ángeles, la bandera mexicana ondea con más fuerza que nunca. Es un recordatorio de que la identidad no se puede borrar… ni con muros, ni con redadas.