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Opinión, Plumas

El ‘Cancelómetro’ de Trump

Isra Reyes
Isra Reyes
mayo 19, 2025

La nueva política de cancelación masiva de visas en Estados Unidos huele menos a seguridad nacional y más a paranoia digital. En solo tres meses, el gobierno de Donald Trump ha revocado más de 1,500 visas de no inmigrantes, amparándose en una mezcla de razones vagas: terrorismo, seguridad nacional y política exterior. Pero detrás del lenguaje diplomático y las respuestas evasivas, hay una nueva táctica en juego: el algoritmo.

El Departamento de Estado ha puesto en marcha un sistema de inteligencia artificial para «detectar y revocar» visas a partir del análisis de perfiles digitales. Esto incluye desde publicaciones en redes sociales hasta supuestas asociaciones ideológicas con grupos considerados enemigos del Estado. Y aunque suena a ciencia ficción, ya está teniendo efectos reales y preocupantes.

Entre los afectados están músicos regionales mexicanos, académicos, estudiantes internacionales, alcaldes e incluso una gobernadora en funciones, Marina del Pilar, de Baja California, cuya visa —junto a la de su esposo— fue retirada sin explicación alguna. No hubo juicio, ni acusación formal, ni siquiera una carta de advertencia. Solo un “su visado ha sido cancelado” y una larga lista de suposiciones en el aire.

El mensaje es claro: en la era de Trump 2.0, no se necesita evidencia ni proceso para ser considerado persona non grata. Basta un algoritmo, una publicación malinterpretada o un corrido polémico para cruzar la línea invisible de lo que Estados Unidos considera “peligroso”.

La postura oficial es todavía más inquietante. Un vocero del Departamento de Estado dijo recientemente: “No vamos a extender la alfombra roja a quienes enaltecen a criminales y terroristas”. Lo curioso es que esa frase se ha utilizado tanto para referirse a miembros de cárteles como a estudiantes extranjeros acusados de simpatizar con Palestina. ¿Dónde termina la política exterior y comienza la censura ideológica?

Más de 250 universidades y centros educativos han reportado casos similares, donde estudiantes e investigadores han sido notificados por correo electrónico de que su visa ha sido anulada, sus datos eliminados del sistema SEVIS, y que deben abandonar el país de inmediato. En muchos casos, sin explicación. Un estudiante puede pasar de estar becado en Harvard a ser sospechoso de terrorismo en menos de 24 horas.

Estados Unidos insiste en que una visa es un “privilegio, no un derecho”. Pero lo que no dice es que ese privilegio ahora se concede y revoca a través de mecanismos automatizados que escapan al escrutinio público, sin que las personas afectadas puedan defenderse o siquiera saber de qué se les acusa. ¿Es este el nuevo estándar de justicia en la nación que presume de libertad?

La gobernadora Marina del Pilar lo resumió como un “contexto binacional complejo”, intentando mantener la diplomacia a flote. Pero la realidad es que esta política está generando un ambiente de persecución discrecional, y sobre todo, un enorme poder opaco en manos de un sistema automatizado. Ni las embajadas dan explicaciones, ni los afectados tienen derecho a defenderse públicamente.

En la práctica, este programa “Catch and Revoke” no es más que una extensión digital del muro fronterizo. Uno que no se ve, no se discute en el Congreso y no requiere ladrillos ni concreto. Solo una orden ejecutiva, una base de datos de 47 millones de solicitantes, y un motor de inteligencia artificial listo para decidir quién merece entrar a suelo estadounidense.

Bienvenidos a la nueva frontera invisible. Aquí, la visa te la cancela un software, y el futuro te lo cierra un clic.

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