14 de julio de 2025 | USD: 18.73 MXN |
Saltillo: 20 °C
Publicidad
Opinión

Derek Walcott: 95 años de su nacimiento

Jesús R. Cedillo
Jesús R. Cedillo
febrero 24, 2025

Hay autores, grandes autores los cuales pasan de noche para muchos lectores, es el caso del poeta insular Derek Walcott (1930-2017) quien fue Premio Nobel de literatura en 1992. Se cumplen entonces y es aniversario, 95 años de su nacimiento. No poca cosa para el mundo. Es difícil conseguir su obra en este pueblo atado a los best sellers y a la literatura para sirvientas y amas de casa desesperadas, las cuales buscan la “superación personal y la felicidad” encapsulada en un tarro de mermelada. 

Tengo una sola obra del poeta, “Pleno verano”, poesía selecta de Derek Walcott. El libro es una bien cuidado edición en tapa dura en traducción del poeta José Luis Rivas. Lo he leído no de tirón, sino a cuentagotas, en dosis bien administradas, como debe de hacerse en ocasiones y con ciertos libros altos y eternos. Este es uno de ellos. 

Y el libro y su autor vienen a cuento porque lo repito, se cumplen 95 años de su nacimiento. Murió luego de una penosa y larga enfermedad. Walcott fue Premio Nobel de literatura en 1992. Pérdida irreparable de quien era considerado el más grande poeta entre los vivos. Faro de luz en la isla atiborrada de sevicia de ayer y de hoy.  

Debido a su Aniversario (sólo hay un homenaje posible, leerlo a plenitud), acometo la lectura de leer su libro, su poesía selecta hasta terminarla. Pero extraña cosa decir lo anterior, hasta terminarla. Imposible. La poesía jamás se agota. Muta solamente, se trastoca e incluso, se desordena, pero se convierte siempre en materia inflamable que hierve y arde dependiendo del día y de nuestra lectura y apetencias del momento. 

Walcott fue escritor de poemas y dramaturgo; también pintor. Pero el escribir versos de una cadencia homérica, le valió el máximo reconocimiento de las letras (amén del credo fundamental, el de sus lectores), la concesión del Nobel de Literatura. Era un pensador, un artista en la amplitud del término y sin sujetarlo en académicos corsés. 

El padre del poeta era pintor de raza negra y su madre una profesora. Walcott nació y murió en Santa Lucía, una isla pequeña en la cual su posibilidad de desarrollo cultural era limitada. Pero no así su imaginación. De hecho, ese hábitat insular fue el germen, la semilla que florecería en sus mejores textos y libros de poemas. 

En corto:

*Su primer poemario, “25 poemas” fue pagado por él mismo con los dineros prestados por su madre. Igual que Walt Whitman en su momento, ese santón norteamericano. Ya luego ganaría una beca Rockefeller para estudiar en Nueva York. Se mudó posteriormente a la cercana Trinidad. Aquí fundó y dirigió “Trinidad Theatre Workshop.” 

*Cuando se le otorgó el Nobel, la Academia definió sus textos como una obra “poética de gran luminosidad, con una visión histórica, fruto de un compromiso multicultural.” Lector de John Milton, del reverendo y poeta John Donne, y claro, lector empedernido de Christopher Marlowe y William Shakespeare en teatro y poesía, Derek Walcott asimiló las mejores lecciones de T. S. Eliot en sus textos. 

*Buen antillano, gustaba del tabaco y el trago. En 1990 y bajo el palio de la publicación de su libro “Omeros”, amén de haber sido su consagración definitiva y reconocimiento universal, le valió dos años después el Nobel de las letras. 
* “Omeros” es su libro más alto. Una gesta y epopeya homérica precisamente. Una “Odisea” caribeña. Aquí Antígona, de tez morena, en su Canto III, espeta con amargura en sus versos: “Estoy harta de América, ya es hora de que retorne/ a Grecia. Añoro mis islas.” En “Omeros”, Helena es una fámula negra y Ulises, buscando sus raíces, no su futuro, bucea en la costa occidental de África. No el futuro, el cual no existe, sino el indagar de dónde venimos. Buscar nuestras raíces para renacer fuertes y atados con entereza a este mundo el cual y siempre, es amenazante. 

Publicidad
Publicidad
Publicidad

Comentarios

Notas de Interés

Opinión, Plumas
Opinión, Plumas