Entre el 20 de enero y el 5 de febrero, México ha recibido a un total de 8,119 mexicanos y 2,521 extranjeros deportados de Estados Unidos, según informó Francisco Garduño, titular del Instituto Nacional de Migración (INM). Garduño, quien estuvo en una conferencia de prensa en Reynosa, Tamaulipas, destacó que las emociones de los deportados al regresar a su país son conmovedoras, con muchos de ellos besando el suelo mexicano o saltando de alegría.
El proceso de deportación, que se ha mantenido dentro de un marco humanitario, ha sido reforzado por protocolos entre México y Estados Unidos, con el fin de monitorear si algún deportado tiene antecedentes criminales. Garduño mencionó que la mayoría de los deportados son mexicanos trabajadores que, a pesar de no haber cometido delitos, han sido parte de la economía estadounidense. La secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, también subrayó que en los casos donde se detectan antecedentes criminales, las autoridades mexicanas son notificadas por parte de Estados Unidos para dar un seguimiento puntual.
Los migrantes que llegan a México son atendidos por las autoridades mexicanas, quienes aseguran su bienestar y les proporcionan apoyo. En particular, en Reynosa se han habilitado centros de atención especializados para ayudar a los deportados a transitar este proceso de una manera más sencilla y con menos dificultades emocionales. El gobierno de México, en colaboración con los gobiernos estatales y municipales, brinda un apoyo integral para ayudar a los migrantes a reintegrarse a la vida en su país.
El trabajo coordinado entre las autoridades federales y locales está diseñado para garantizar que los deportados reciban atención adecuada y para ofrecerles una mano amiga en su regreso a México. Estos esfuerzos reflejan un compromiso con los derechos humanos y el bienestar de los migrantes, que a menudo enfrentan dificultades significativas al ser deportados de un país en el que han pasado muchos años.
