Los productores mexicanos de tequila se encuentran en un momento de incertidumbre debido a la amenaza de un arancel del 25% sobre las exportaciones del licor a Estados Unidos, una medida propuesta por el presidente Donald Trump. Esta propuesta ha generado alarma en la industria, pues el tequila se ha consolidado como una de las bebidas espirituosas más populares en el país vecino, superando incluso al whisky el año pasado.
Melly Barajas, quien dirige una destilería en Jalisco, señaló que el impacto del arancel podría poner en riesgo la estabilidad de sus negocios, especialmente por la incertidumbre generada en su cadena de suministro. Desde diciembre, las empresas del sector, como Azteca Wines and Spirits, han tenido que congelar decisiones clave sobre contrataciones y producción, afectando a miles de empleos, en su mayoría ocupados por mujeres. La falta de claridad sobre las negociaciones comerciales y el futuro de las tarifas aduaneras deja en el aire la viabilidad de muchos productores.
En 2023, el tequila superó al whisky como la segunda bebida alcohólica más consumida en Estados Unidos, lo que resalta la importancia de este mercado. Las exportaciones de tequila hacia el país alcanzaron los 3,8 mil millones de dólares en los primeros nueve meses de 2024, lo que refleja un crecimiento del 13% con respecto al año anterior. Sin embargo, un arancel podría hacer que el precio de esta bebida aumente significativamente para los consumidores estadounidenses, afectando tanto a la demanda como a las empresas involucradas en la distribución.
A pesar de que el tequila se ha expandido a otros mercados internacionales, como Alemania, España y Rusia, el camino para entrar en nuevos territorios sigue siendo lento. Las asociaciones de bebidas alcohólicas en EE. UU. advierten que los aranceles podrían también perjudicar al sector hotelero, que aún no se recupera por completo de los efectos de la pandemia de Covid-19.
Barajas también expresó su frustración al afirmar que este tipo de medidas afectan no solo a los productores, sino también a los empleados que dependen de la industria, instando a los líderes políticos a sentarse a negociar acuerdos que favorezcan el desarrollo del sector sin recurrir a políticas que pongan en peligro años de esfuerzo y trabajo. «Queremos trabajar, que nos dejen llevar el pan a nuestras casas», subrayó la empresaria, haciendo un llamado a la reflexión sobre las decisiones comerciales y políticas que afectan a los pequeños y medianos productores de tequila.