Audios revelan cómo “El Clan” operó contratos clave en el Corredor Interoceánico, replicando estrategias del Tren Maya.
Mientras Gonzalo “Bobby” López Beltrán, hijo del presidente Andrés Manuel López Obrador, fue nombrado por su padre para supervisar la construcción del Corredor Interoceánico, una obra clave del sexenio, su amigo cercano Amílcar Olán gestionó reuniones con funcionarios y cerró contratos millonarios que beneficiaron a “El Clan,” una red de negocios que ha ganado miles de millones de pesos durante la actual administración.
Audios obtenidos por Latinus detallan cómo esta red de influencias utilizó una estrategia similar a la aplicada previamente en el Tren Maya, otro de los proyectos insignia del gobierno federal. En las conversaciones, Amílcar Olán explica cómo se involucró directamente en varias etapas de la obra del Corredor Interoceánico, desde la rehabilitación de vías férreas hasta la explotación de bancos de materiales y la venta de balasto, la piedra triturada esencial para el soporte de las vías del tren.
La intervención de Olán en la obra no fue menor. Además de controlar aspectos clave de la infraestructura ferroviaria, sostuvo reuniones con altos funcionarios encargados del proyecto, como el capitán de navío Alan Tarsicio Cruz Saba, director general del Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec. Este funcionario es una pieza fundamental en el proyecto del Corredor Interoceánico, cuyo objetivo principal es conectar el Golfo de México con el Océano Pacífico, transformando la región en un polo de transporte de carga.
La red de tráfico de influencias, conocida como “El Clan,” ha utilizado su acceso privilegiado al círculo íntimo del poder para conseguir jugosos contratos a lo largo de los proyectos más ambiciosos del sexenio. En el caso del Corredor Interoceánico, el manejo de la obra incluye no solo la ejecución de contratos de construcción, sino también el control de suministros críticos como los materiales de construcción y el balasto, que son esenciales para el avance de las obras.
Esta revelación ha desatado preocupación sobre el manejo de recursos públicos en obras de infraestructura que buscan ser un motor de desarrollo para el país. Las grabaciones expuestas apuntan a que la red detrás de estos contratos no solo tiene influencia sobre el proyecto, sino que ha construido un esquema de negocios que capitaliza su cercanía con el poder político.
El Corredor Interoceánico ha sido promocionado como un ambicioso proyecto que promete detonar el desarrollo en el sur del país, facilitando el transporte ferroviario de mercancías y abriendo nuevas rutas comerciales entre Asia, Europa y América. Sin embargo, estos audios sugieren que intereses privados han sido favorecidos por medio de tráfico de influencias y contratos otorgados sin el debido proceso de transparencia.
