Por: Rubén Duarte García.
¡Hola amigos de Canal 3 y de la revista el Ahuizote! Esta vez estamos con nuestro amigo Martín Berlanga, periodista, cantante y una persona que ha hecho mucho en su vida, incluyendo trabajar en una cadena internacional en Estados Unidos.
Martín, cuéntanos un poco de ti, ¿de dónde eres?
Soy originario de Tijuana, aunque mi mamá es de Chihuahua y mi papá de Arteaga, Coahuila. Crecí entre Ciudad Cuauhtémoc, Chihuahua y Saltillo. He vivido en Monterrey, Houston, San Antonio, Miami y de regreso a San Antonio. Aunque ya no sé de dónde soy, amo Saltillo.
¿Y tu familia?
Tengo tres hermanas y mi papá trabajaba inicialmente en Coca-Cola y luego en la Comisión Federal de Electricidad.
¿Cómo empezaste en la comunicación?
Inicié en una estación de radio en Cuauhtémoc, luego estudié Ciencias de la Comunicación en Saltillo, costeándome la carrera como locutor. En 1987 obtuve mi licencia y en 1989 comencé en RCG.
¿Qué recuerdas de esos primeros días?
Fue en Joubert Tafitch, donde comencé como operador. Estaba emocionado de trabajar en la estación que escuchaba de niño. Después, estuve en Canal 7 haciendo televisión con Pedro Gaytán, haciendo programas de crítica social y tonterías juveniles que nos enseñaron mucho.
¿También hiciste noticias en Saltillo?
Sí, empecé joven en el noticiero local, aunque me decían que parecía demasiado joven para dar noticias.
Empecé en televisión por primera vez en un concurso, donde gané un premio por bailar con una chica mientras equilibrábamos una fruta en la cabeza. Luego, tuve la oportunidad de hacer noticias con el señor Robles, aunque era bastante joven para cosas serias según Paco Maldonado. Más tarde, pasé a hacer un programa juvenil llamado “Ensalada Juvenil” en Saltillo, donde hacíamos tonterías divertidas.
Recuerdo que el programa tuvo éxito entre los jóvenes, éramos atrevidos para la época conservadora de Saltillo. Después de eso, trabajé en diferentes programas de televisión y teatro, combinando mi pasión por la actuación y la comunicación.
En Canal 7, donde estuve unos tres años, aprendí mucho mientras estudiaba en la universidad. Quería más, así que decidí probar suerte en Monterrey.
Platícanos, ¿cómo te integraste a la televisión regiomontana?
En el viaje de Saltillo a Monterrey, me enfrenté al reto de conseguir una oportunidad laboral en una ciudad donde era casi imposible que alguien de fuera lograra algo. Llevé mi demo de Canal 7 y esperé pacientemente en el lobby para ver al arquitecto Benavides, pero parecía que nunca iba a pasar.
En medio de mi espera, se acercó un hombre mayor y desaliñado, quien me preguntó si me estaban atendiendo. Le respondí que sí, aunque no sabía quién era. Más tarde descubrí, para mi sorpresa, que era el señor González, dueño de Multimedios. Al darme cuenta de mi error, le pedí a la recepcionista que le dijera al señor González que me recibiera.
Finalmente, conseguí una audiencia con el señor González y le expliqué que buscaba una oportunidad. Aunque me dijo que él no era la persona indicada, mencionó al arquitecto Benavides, quien me recibió por una puerta trasera que no conocía. En ese momento, tomé un riesgo: le dije al arquitecto que algún día me gustaría estar en su lugar, pero que no sabría qué hacer si él no me enseñaba desde ahora cómo ser un buen comunicador, porque lo admiraba y quería aprender de él.
Este acto de osadía y honestidad, al expresar mi admiración y deseo de aprender, abrió una puerta que de otro modo podría haber permanecido cerrada. A veces, la valentía y la sinceridad en el momento adecuado pueden marcar una diferencia significativa en nuestras vidas y carreras. Y luego en Houston, buscando nuevas oportunidades en el periodismo.
Mi primer trabajo serio en televisión en Estados Unidos fue en Houston, cubriendo noticias locales y eventos importantes como la posesión de George Bush como gobernador de Texas y trágicamente, el asesinato de Selena. Fue un período enriquecedor donde aprendí mucho sobre el periodismo de calle y la importancia de perseguir la noticia.
Así fue como comencé mi carrera en los noticieros de televisión, siempre buscando nuevas oportunidades y enfrentando desafíos con perseverancia.
Comencé en Telemundo como practicante y luego pasé a Univision como reportero, empezando de cero a pesar de haber sido presentador en Monterrey. Después, ascendí de reportero local a corresponsal nacional y finalmente fui a Miami como presentador nacional, donde tuve la oportunidad de trabajar con grandes como Jorge Ramos y María Elena Salinas.
Aprendí mucho de ellos, observando cómo trabajaban frente a la cámara. Por ejemplo, Jorge Ramos solía hablar mirando a la cámara y luego desviaba la mirada. Aprendí que la conexión visual con la audiencia es importante, aunque a veces necesitas consultar el teleprompter.
En Estados Unidos, conocí y entrevisté a muchos artistas y figuras importantes como Monsiváis y Carlos Fuentes, pero las entrevistas más enriquecedoras para mí fueron con personas comunes, especialmente aquellos sin agendas comerciales, quienes hablaban desde el corazón.
Mi vida en Estados Unidos ha sido diferente a la de Saltillo. Me casé allá y tuve hijos, y aunque inicialmente fui por unos cursos de inglés, terminé quedándome 30 años. La vida de un inmigrante tiene sus desafíos, como la distancia de la familia y adaptarse a nuevas culturas, pero he encontrado felicidad tanto allá como acá en México, donde sigo cultivando amistades valiosas.
Trabajar en las principales cadenas hispanas de Estados Unidos fue una experiencia gratificante, especialmente en Telemundo, donde pude informar y conectar con una audiencia diversa y a menudo menos educada formalmente, pero muy interesada y necesitada de información relevante, especialmente en temas como inmigración y política.
Esa experiencia me ha enseñado la importancia del periodismo como herramienta para informar y educar, guiando a la audiencia a través de eventos importantes y cambios en las leyes que afectan sus vidas.
Me solté un poco más y dejé de ser el periodista serio que solo daba noticias. Cantaba y bailaba en el show de la mañana de Telemundo, mostrando facetas diferentes. Fue divertido y hasta me dijeron que canto bien, con sentimiento. Antes de la televisión, gané mi primer dólar cantando en restaurantes, aunque no era cantante profesional.
Mi salida de la televisión en Estados Unidos fue cuando no renovaron mi contrato. Después de 37 años en la industria, reflexiono sobre seguir luchando por más contratos o buscar nuevas oportunidades. Ahora soy ciudadano de Estados Unidos, pero sigo siendo flexible sobre dónde vivir.
La comunicación me ha enseñado que la felicidad no depende del éxito o la ubicación geográfica, sino de disfrutar la vida con amigos y familia. Para mí, el éxito es tener esa conexión y estar agradecido por las oportunidades que he tenido.
¿Qué proyectos personales tengo a corto plazo?
Sigo abierto a nuevas oportunidades y siempre agradecido por lo que viene.
Es una buena pregunta porque las circunstancias cambian constantemente. Uno puede planear, pero la vida te sorprende. Hace poco tuve un accidente automovilístico, por suerte sin heridas graves, aunque mi camioneta quedó destrozada. La vida te enseña que no siempre puedes controlar todo.
Llegué a México con planes de estudiar guitarra y disfrutar el teatro, pero mi hijo decidió regresar a Estados Unidos, cambiando mis planes. Cuidé a mi mamá y surgieron oportunidades de trabajo en Chihuahua y Saltillo. No sé dónde terminaré, pero estoy abierto a lo que venga.
Tras el accidente, reflexiono sobre mi propósito. Estoy agradecido por seguir aquí y listo para lo que la vida traiga. Quiero seguir siendo parte de la vida de mis hijos y estar receptivo a nuevas oportunidades.
Agradezco mucho nuestra conversación, Martín. Es genial saber más sobre tu vida y proyectos. Tal vez en el futuro podamos volver a hablar y compartir más. Saludos a tu audiencia y nuestros amigos en común.
Un mensaje para los amigos y la familia: Seamos agradecidos y evitemos quejarnos. Las circunstancias difíciles pueden ser lecciones importantes. Mantengamos una actitud positiva y estemos presentes en cada día.
Gracias de nuevo, Martín.