Un piloto del Ejército ruso recorrió casi 100 kilómetros desde que salió de su país en un helicóptero Mi-8 hasta que aterrizó en un helipuerto de la ciudad ucraniana de Járkov tras pactar su deserción con las autoridades del país de llegada.
La operación fue orquestada durante unos seis meses por la inteligencia ucraniana, que atrajo al piloto, según ha informado el medio local ‘Ukrainska Pravda’, que cita fuentes de alto nivel en el Ministerio de Defensa e Inteligencia.
El piloto es partidario de no abandonar el país
Kyrylo Budanov, jefe de la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania, ha explicado que el piloto, que cooperó con su departamento, se siente «estupendamente» y es partidario de no abandonar el país.
Junto con el piloto, iban a bordo dos tripulantes que no sabían a dónde se dirigía realmente el helicóptero y que murieron como resultado de la operación especial. Por el contrario, la familia del piloto pudo ser evacuada de Rusia.
Budanov se negó a especificar qué impulsó al piloto ruso a cooperar con la inteligencia ucraniana. «Pudimos encontrar el enfoque correcto para el hombre; pudimos crear las condiciones para que toda su familia pasara desapercibida y, finalmente, crear las condiciones para que él pudiera tomar este avión con la tripulación, que no sabía qué estaba pasando.
Cuando se dio cuenta de dónde habían aterrizado, trataron de escapar. Desafortunadamente, los mataron, y nos hubiera gustado [capturarlos] vivos, pero tenemos lo que tenemos. Y nuestro piloto se siente genial, lo está haciendo bien. Creo que lo veréis en la película.
