Ucrania atacó la región rusa de Kursk con misiles británicos Storm Shadow, tras haber empleado misiles Atacms en Briansk. Aunque no se precisan detalles, el Kremlin acusó a Estados Unidos y la OTAN de buscar prolongar el conflicto, advirtiendo represalias.
Además, Estados Unidos autorizó el envío de minas antipersona “no persistentes” a Ucrania, lo que Rusia calificó como una escalada. Este suministro contradice el Tratado de Ottawa, que Ucrania firmó, pero no Rusia ni Estados Unidos.