Un hombre se salvó de la tragedia al no poder abordar un vuelo por llegar tarde, después de haberse detenido a tomar un café.
El pasado viernes, un avión bimotor ATR-72-500 de la aerolínea Voepass se estrelló en una zona residencial de São Paulo, Brasil, provocando la muerte de 62 personas. De los 60 pasajeros que compraron boletos, solo 58 abordaron el vuelo, mientras que dos personas no lograron llegar a tiempo.
Uno de esos pasajeros, Adriano Assis, se salvó al no poder abordar el avión. Al llegar al mostrador, no encontró a nadie que lo atendiera, lo que le pareció inusual. Como aún faltaba tiempo para el despegue y no se había anunciado su vuelo, decidió ir a tomar un café, una decisión que le salvó la vida.
“Cuando llegué al mostrador, estaba esperando a que abrieran, pero no había nadie. Me quedé allí, tomé un café y esperé, pero no se anunciaba nada sobre el vuelo,” explicó Assis. Cuando finalmente decidió regresar, encontró una larga fila, por lo que ya no pudo abordar. Aunque discutió con el personal, le reprogramaron su pasaje. “Si ese empleado no hubiera hecho su trabajo, tal vez no estaría dando esta entrevista,” comentó.
Otro pasajero, cuyo nombre no fue revelado, también se salvó al equivocarse de aerolínea y llegar tarde a su vuelo. Creyó que su vuelo salía con Latam, pero al darse cuenta de su error y buscar la aerolínea correcta, ya era demasiado tarde para abordar.
Ambas historias muestran cómo un simple cambio en los planes puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.