Tres diputados de Nueva Zelanda fueron suspendidos temporalmente tras realizar una haka, la tradicional danza maorí, dentro del Parlamento como forma de protesta contra una decisión legislativa reciente. La haka, conocida por su fuerza y significado cultural, fue utilizada por los legisladores para expresar su desacuerdo y llamar la atención sobre un tema que consideran urgente.
Los diputados afectados afirmaron que su intención no era faltar al respeto, sino emplear una expresión cultural para visibilizar su postura y defender sus derechos. “No nos silenciarán”, aseguraron, señalando que continuarán utilizando todos los medios a su alcance para hacer valer su voz en el Congreso.
Este acto ha generado un debate nacional sobre los límites de la libertad de expresión dentro del ámbito legislativo y el reconocimiento de las tradiciones indígenas como formas legítimas de manifestación política. Algunos sectores apoyan a los legisladores por reivindicar la cultura maorí y cuestionar la rigidez parlamentaria, mientras otros consideran que la suspensión es necesaria para mantener el orden en el recinto.
El incidente pone en el centro del debate la convivencia entre tradición cultural y normas formales de gobierno, en un país con una historia marcada por la lucha por los derechos de los pueblos originarios.
