Se limitará la entrega de beneficios y habrá obligación de aprender sueco. Las autoridades buscan romper un círculo que, dicen, ha generado una “Suecia dividida”.
El gobierno derechista de Suecia anunció este viernes que dificultará el acceso de los inmigrantes a las prestaciones sociales, en un intento de disuadirlos de llegar al país escandinavo y de integrar mejor a los que ya se encuentran en él. «Desde 2012, más de 770.000 inmigrantes llegaron a Suecia desde países no pertenecientes a la Unión Europea ni al Espacio Económico Europeo», escribieron el primer ministro Ulf Kristersson y los líderes de los demás partidos de su coalición en un artículo publicado en el diario Dagens Nyheter.
«Debido a una política de integración que casi no plantea exigencias (a los inmigrantes), pero tampoco proporciona incentivos para integrarse en la sociedad, la gran inmigración creó una Suecia dividida», afirman, destacando «la segregación, la exclusión social, el desempleo, los malos resultados escolares y la falta de valores suecos comunes».
El país escandinavo, que cuenta con 10,3 millones de habitantes, tiene «problemas significativos» con los nacidos en el extranjero que están desempleados y dependen únicamente de las prestaciones, especialmente las mujeres. La comisión sobre el tema tiene previsto introducir reformas que obliguen a los inmigrantes a buscar trabajo y aprender sueco.