El gobierno ruso expresó su rechazo al posible despliegue de tropas de la OTAN o la Unión Europea en Ucrania, calificándolo de «inaceptable». El canciller Serguéi Lavrov advirtió que, aunque las tropas operen bajo banderas nacionales o de la UE, seguirán siendo percibidas como una amenaza directa.
Esta declaración se produce mientras Europa y Kiev analizan el envío de fuerzas internacionales para garantizar la seguridad en un eventual acuerdo de paz.
Por su parte, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, solicitó conversaciones «justas» que incluyan a la UE, Reino Unido y Turquía, además de Estados Unidos, al considerar que estas naciones deben participar en la construcción de garantías de seguridad para la región.