Ya se han producido varios incidentes de este tipo. No existen pruebas de que se trate de ataques intencionados contra territorio rumano.
El ministerio de Defensa de Rumanía ha comenzado a construir refugios antiaéreos en algunos lugares de la frontera con Ucrania, después de caer en la zona una lluvia de restos de drones rusos.
Se ha advertido a los habitantes de ocho localidades sobre el delta del Danubio que acudan a los búnkeres si lo piden las autoridades.
«Miden un metro y medio de alto», «Los lugareños tienen que sentarse para caber aquí. Tienen unos diez metros de largo. Estos sacos de arena están especialmente puestos aquí para absorber el impacto en caso de explosión».
Por primera vez este miércoles las autoridades alertaron por teléfono móvil a los vecinos de esos municipios de un nuevo ataque con drones rusos contra la ciudad ucraniana de Izmaíl. Si no hay refugio al que acudir, decía el texto, quédate dentro de casa lejos de las ventanas.
«Se trata de zonas más seguras que quedarse en casa», decía Raed Arafat, jefe del departamento de Servicios de Emergencia. «Están hechas de hormigón, protegen y la gente puede quedarse durante una hora o dos hasta que la alarma aérea acabe».
Tras el tercer incidente de este tipo, un helicóptero de las fuerzas aéreas del país realizó una misión de reconocimiento e identificación. Se encontraron restos de un aparato a más de veinte kilómetros de distancia de la frontera con Ucrania.