En marzo de 2022, tres semanas después de que Rusia lanzara su invasión contra Ucrania, el jefe del gobierno polaco, el primer ministro Mateusz Morawiecki, tomó un tren hacia la capital ucraniana para reunirse con el presidente Volodymyr Zelensky y ofrecerle “todo su apoyo”.
Morawiecki iba acompañado de sus contrapartes de la República Checa y Eslovenia, y fueron los tres primeros jefes de estado que mostraron su apoyo a Ucrania mientras el bombardeo ruso se acercaba a la capital, Kyiv.
Ahora, 18 meses después, la relación entre los acérrimos aliados, Varsovia y Kyiv, ha dado un giro drástico.
El miércoles, Mateusz Morawiecki anunció que “ya no entregaremos armas a Ucrania porque ahora estamos armando a Polonia con armamento más moderno”, dijo el primer ministro al canal de noticias polaco Polsat News.
Sus declaraciones se produjeron después de que, el martes, Polonia convocó al embajador de Ucrania para protestar por los comentarios que hizo por el presidente Zelensky en la sede de Naciones Unidas.