El papa Francisco expresó su preocupación por el programa de deportaciones masivas implementado en Estados Unidos, cuestionando su impacto en la dignidad de los migrantes. En una carta dirigida a los obispos del país, el pontífice advirtió sobre los peligros de asociar la migración irregular con la criminalidad y recordó que la verdadera justicia debe basarse en la igualdad y el respeto por la dignidad humana.
El papa reconoció el derecho de los países a garantizar su seguridad y regular la migración, pero enfatizó que la expulsión de personas en situación vulnerable solo agrava su sufrimiento. También refutó el uso del concepto teológico Ordo Amoris por parte del vicepresidente J.D. Vance para justificar estas medidas, señalando que el amor cristiano no debe ser excluyente.
El Vaticano hizo pública la carta el mismo día que Francisco nombró como arzobispo de Detroit a Edward Weisenburger, un defensor de los derechos de los migrantes y crítico de las políticas de separación familiar en la frontera.
