En el juicio por violación en Francia, Gisèle Pelicot, de 71 años, se presentó en el tribunal de Aviñón, donde expresó su deseo de cambiar la percepción social sobre la violencia sexual. Durante su testimonio, recordó cómo su exmarido, Dominique Pelicot, la drogó repetidamente y ofreció su cuerpo a otros hombres, quienes están siendo juzgados por violación.
Gisèle, rodeada de un grupo de apoyo mayormente femenino, declaró que su experiencia no es solo su lucha personal, sino un llamado para que las víctimas de violación no sientan vergüenza. La magnitud del juicio, que involucra a más de 50 acusados, ha generado un intenso debate sobre cómo se define la violación en el código penal francés y ha evidenciado la necesidad de una reforma en la forma en que se aborda la violencia sexual en el país.
El caso ha capturado la atención nacional, convirtiendo a Gisèle en un símbolo de resistencia y valentía. Su mensaje claro: el verdadero culpable debe sentir vergüenza, no la víctima.