La actriz surcoreana Kim Sae-ron fue encontrada muerta en su hogar de Seúl el pasado domingo, a los 24 años, casi dos años después de haberse retirado de la vida pública tras ser condenada por conducir bajo los efectos del alcohol. Según informó la policía, su cuerpo fue descubierto por un amigo y no se encontraron signos de actos delictivos. Las autoridades están investigando las circunstancias de su muerte.
Kim Sae-ron comenzó su carrera como actriz infantil y se destacó por su interpretación en la película «A Brand New Life» (2009), que la llevó a ser reconocida internacionalmente, incluso en el Festival de Cine de Cannes. Posteriormente, participó en exitosos proyectos como «The Man from Nowhere» (2010), «The Neighbors» (2012) y «A Girl at My Door» (2014), entre otros.
Sin embargo, su carrera sufrió un golpe en 2023, cuando un tribunal de Seúl la declaró culpable de conducir ebria tras un accidente vehicular en la capital surcoreana. Aunque evitó la cárcel, la actriz fue multada con unos 14.000 dólares. Desde ese momento, su presencia en la industria fue limitada, siendo su último trabajo conocido el drama «Bloodhounds» de Netflix en 2023.
La noticia de su muerte generó numerosas muestras de apoyo de sus colegas. El actor Kim Ok-bin expresó su tristeza en Instagram, publicando una imagen de un crisantemo blanco, símbolo de luto en muchas culturas asiáticas, y el actor Kim Min-che compartió una foto de «The Neighbors», lamentando la pérdida de la actriz.
La tragedia de Kim Sae-ron se suma a una serie de muertes recientes en la industria del entretenimiento surcoreano, lo que ha puesto en evidencia las presiones y dificultades que enfrentan las celebridades, particularmente en cuanto a su salud mental. Figuras como Song Jae-lim, Moon Bin de ASTRO, y Sulli también han perdido la vida a una edad temprana, lo que ha provocado un renovado debate sobre las demandas que enfrentan los artistas en Corea del Sur.
A pesar de las iniciativas para apoyar la salud mental de los artistas, las condiciones altamente competitivas y el constante escrutinio público siguen siendo desafíos significativos para muchos en la industria del entretenimiento.