A los que responsabiliza de la muerte de su madre Diana en 1997, en un accidente de coche en París, cuando era perseguida por los paparazis, y a los que acusa también de tratar a su esposa Meghan Markle de la misma manera.
El príncipe, de 39 años, que reside en Estados Unidos tras abandonar su país en 2020, sorprendió al acudir a esa audiencia, en el público, ya que es totalmente excepcional que un miembro de la familia real se presente en un tribunal.
En junio, también acudió a declarar en el marco de otro proceso, esta vez contra el Daily Mirror, convirtiéndose en el segundo miembro de la familia real británica en hacerlo después de Eduardo VII, en un juicio por difamación en 1891.