México, entre la inseguridad y el miedo

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“Si no tenemos policías, jueces, abogados, fiscales, honestos, valerosos y eficientes; si se rinden al crimen y a la corrupción, están condenando al país a la ignominia más desesperante y atroz.”

Javier Sicilia

Editorial 75

En México, el crimen organizado sigue siendo uno de los mayores problemas que enfrenta el país. De acuerdo con un informe de la Comisión Nacional de Seguridad Pública, el crimen organizado controla el 40% del territorio nacional. Esta situación es alarmante y merece la atención de las autoridades y de la sociedad en general. La presencia del crimen organizado es una realidad innegable. Este fenómeno ha crecido y se ha expandido a lo largo de los años, y hoy en día se encuentra en casi todas las regiones del país. En algunas zonas, como en el norte de México, el control del territorio por parte del crimen organizado es más evidente y notorio. El informe de la Comisión Nacional de Seguridad Pública es preocupante, ya que muestra que el crimen organizado no solo está presente en algunas zonas del país, sino que tiene un alcance muy amplio. El hecho de que controle el 40% es una señal clara de la debilidad de las instituciones encargadas de la seguridad y la justicia en México.

Es triste cada vez que recibimos una noticia sobre el crimen y la inseguridad al interior de nuestro país y ésta ya no sorprenda a nadie. México ha lidiado con problemas de seguridad y delincuencia durante décadas, pero el hecho de que la mayoría de los ciudadanos ni siquiera se sientan seguros en sus propias casas es aún más alarmante. La inseguridad y el miedo impactan negativamente en la calidad de vida de los mexicanos y ahuyentan a los inversores. Ya es hora de dejar atrás la retórica política vacía de abrazos y no balazos y trabajar juntos para garantizar un ambiente pacífico y seguro para todos; cada uno desde su trinchera. México necesita un cambio real, un cambio que garantice la seguridad de todos sus ciudadanos y la prosperidad del país en su conjunto.

Es evidente que el gobierno federal ha fallado en garantizar la seguridad de los ciudadanos. Salir de nuestra entidad genera un clima tenso y más si es con familiares. Checar las redes sociales previamente para visitar a nuestros estados vecinos como Nuevo León, Durango, Tamaulipas cada vez se normaliza pero que no se olvide que es un síntoma de que las cosas, en materia de seguridad nacional, no van bien. Algunos argumentan que el tráfico de drogas y el crimen organizado son las causas principales de la violencia, pero la realidad es que muchos factores influyen en la situación actual. La pobreza, el desempleo y la falta de acceso a la educación y la atención médica son solo algunos de los problemas estructurales que alimentan el clima de violencia en la ciudad. Cada uno de estos puntos se han visto reducidos en esta administración. 

El reciente informe presentado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal nos muestra once estados de la República Mexicana con los más altos índices de violencia y delincuencia, y aunque esta información no es nueva, es importante retomarla para tomar acciones que permitan mejorar las condiciones de seguridad en nuestro país. Según el informe presentado, Baja California ocupa el primer lugar de los estados con las tasas más altas de violencia, seguido por Guanajuato, Chihuahua, Michoacán, Jalisco, Sonora, Estado de México, Guerrero, Zacatecas, Morelos y por último Veracruz.

Las cifras son alarmantes. El número de homicidios dolosos en México repuntó un 4.23 % anual en el primer bimestre de 2023 hasta los 4,882 asesinatos, es decir, un promedio de 83 al día, lo que evidencia que la estrategia del gobierno para combatir la delincuencia no está funcionando. Con un incremento en la violencia y la delincuencia, la seguridad de los ciudadanos se encuentra en peligro constante, lo que ha despertado el miedo, la incertidumbre y la indignación de la sociedad. Más de 150 mil homicidios dolosos en lo que va el sexenio es el reflejo de esta estrategia fallida por el gobierno de México, superando sexenios anteriores.

En Fresnillo, Zacatecas, una de las ciudades más afectadas por la violencia, los ciudadanos viven con miedo constante a salir de sus casas, mientras que, en Naucalpan, Ciudad de México, una de las ciudades más ricas del país, la inseguridad se ha disparado en los últimos años. Este estudio deja en claro que la violencia y la delincuencia están afectando a ciudades grandes y pequeñas por igual, y que nadie está a salvo. De igual forma en Trancoso, municipio zacatecano, se desató un enfrentamiento contra la jefatura local de la policía. 

Una vez más en la ciudad de Nuevo Laredo, Reynosa y San Fernando, Tamaulipas, fue sacudida por la violencia. 16 bloqueos, enfrentamientos y más de 5 muertos dejaron recientemente a la ciudadanía con un intenso miedo y sin respuesta del gobierno. La violencia y el caos se han vuelto moneda corriente en esta ciudad y en muchas otras de México, y la ciudadanía merece respuestas y medidas concretas por parte de las autoridades. Tanto el gobernador de esa entidad como los demás ordenes de gobierno hacen caso solo a los medios para minimizar solo las consecuencias mediáticas. 

Otro ejemplo, hace algunos meses un reconocido coahuilense, empresario ganadero, fue privado de su libertad por un grupo criminal, junto a su hijo en la Carretera Federal 57, en el municipio de Doctor Arroyo a 350 kilómetros al sur de Nuevo León, pero fueron baleados por otra banda rival, después fueron abandonados en Matehuala, San Luis Potosí. En esta entidad, el terror ha sido constante, el secuestro de migrantes y ciudadanos, así como los enfrentamientos en Tamuín que dejó dos militares muertos luego de un tiroteo entre civiles armados y elementos del ejército. 

El informe de la Comisión Nacional de Seguridad Pública es una llamada de atención para las autoridades y para la sociedad en general. El crimen organizado sigue siendo uno de los mayores problemas que enfrenta México, y es necesario abordarlo de manera efectiva. Se requiere una estrategia integral que involucre a todas las áreas de seguridad pública y la participación de la sociedad para lograr un México más seguro y justo.

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