Al igual que en México, este año se llevará a cabo la elección presidencial en Estados Unidos, el 5 de noviembre; los aspirantes son el actual presidente Joe Biden, que buscaría la reelección, y el ex presidente Donald Trump que busca por segunda ocasión llegar a la Casa Blanca.
Para México, esta elección es muy relevante, pues más allá de quien gobierne para el próximo periodo a los Estados Unidos, el gobierno de cada uno de los personajes que aspiran a la presidencia influirá directamente en las relaciones económicas y políticas de ambos países, y presentan ventajas y desventajas ya conocidas para la relación con México.
Los dos países comparten en una frontera de más de 3000 km, que es la más transitada del mundo y un foco estratégico para el narcotráfico. Y cargan con una serie de problemas históricos, que se han agravado con diversas acciones que se han presentado en las últimas administraciones, y que seguirán presentes durante los próximos años, por la falta de coordinación y visión regional.
La actual administración del demócrata Joe Biden, ha dado mayor estabilidad en la relación comercial entre México y Estados Unidos, en comparación a la de la administración del ex presidente Donald Trump, del que continuamente se recibían amenazas de aranceles o el cierre de fronteras para obligar a la administración de López Obrador a tomar las medidas solicitadas por el entonces presidente, lo que ponía en un constante riesgo las relaciones comerciales de los dos países. Por tanto, una política económica fortalecida para Estados Unidos favorece mediáticamente las relaciones comerciales con México.
El T-MEC es una oportunidad y una garantía para la inversión y la interacción económica entre ambos países, pero aún no ha existido interés en ningún gobierno por impulsar y generar una política industrial o tecnológica, y tampoco una de impulso financiero; que contribuyan al crecimiento a largo plazo y fortalezcan al tratado comercial. Particularmente necesarias por la interdependencia económica en la frontera, que evidencian un mayor crecimiento económico a diferencia de otras zonas de estos países.
El crecimiento interno durante la administración de Biden ha evadido la recesión y ha crecido en un 5.8% en 2021, 1.9% en 2022 y 2.5% en 2023; y durante el gobierno de Trump, la economía empezó con un crecimiento del 2.9% en 2018, se desaceleró aun antes de la pandemia, para crecer 2.3% en 2019 y al final alcanzó el 3.4% en 2020. Datos contrarios encontramos en la inflación, Trump mantuvo una inflación baja y controlada, donde el promedio fue de 1.9% anual; Biden tuvo una inflación de 9.1%) en 2022, y un promedio de 5.7% anual durante su periodo; datos que impactan influyen directamente en la economía mexicana.
La inmigración es el tema principal de las dos visiones de los aspirantes. México y el gobierno de AMLO, se vio obligado en la administración Trump a asumir el compromiso de contener el tránsito de migrantes procedentes de centro América, a cambio de no imponer aranceles a las exportaciones mexicanas, por lo que México militarizó la frontera y se convirtió en el muro que Trump prometió a su electorado.
Además, fue implementado el “Protocolo de Protección a Migrantes” o el conocido “Quédate en México”, preveía que los solicitantes de asilo debían esperar la aprobación o rechazo de su solicitud del lado mexicano de la frontera, acuerdo que aceptó López Obrador, lo que ocasionó que más de 70000 personas, fueron deportadas a México mientras sus solicitudes de asilo se procesan en las cortes estadounidenses, lo que ocasionó un número exorbitante de migrantes abandonados en las ciudades fronterizas.
Además de los conocidos casos en los que la Patrulla Fronteriza separó a algunos niños migrantes de sus padres mientras las familias estaban bajo su custodia.
Pero al iniciar la presidencia de Biden, fue clara su política en cuanto a este tema, pues inmediatamente ordenó terminar con la separación de los hijos de inmigrantes ilegales de sus padres y madres, y anular el Protocolo de Protección de Migrantes, y gradualmente a muchos de los migrantes se les permitió ingresar a territorio estadounidense, acelerando los procedimientos de asilo. Pero estas acciones positivas generaron que más personas se pusieran en camino hacia el norte.
Uno de los temas pendientes y centrales entre los dos países es el la cooperación y coordinación en seguridad, que en ninguna de las administraciones de han sido abordados sustancialmente, y que tienen un impacto negativo en la estrategia de seguridad del gobierno mexicano, particularmente en lo relacionado al crimen organizado, que se ha fortalecido, abonado a que no existe una estrategia conjunta.
Además de la urgente necesidad de frenar el tráfico de armas, de personas, y de estupefacientes; particularmente la política de liberación del uso de armas impulsada por Trump, influye en la falta de contención de su venta ilegal. Y sobre el comercio ilícito de estupefacientes, el círculo de consumo y la producción, no se ha visto disminuido por ninguna política pública implementada en territorio estadounidense. Y la seguridad fronteriza es un tema ausente que México no se ha atrevido a cuestionar, por su sometimiento a políticas exteriores que han radicalizado los temas antes de solucionarlos.
De llegar de nuevo al gobierno, Donald Trump impulsará atención especial a cuatro temas, que son inmigración y la frontera; fentanilo y los carteles; comercio internacional; y energía. Para asegurar la frontera entre Estados Unidos y México, reubicar a miles de soldados actualmente estacionados en otras bases en el mundo a la frontera con México, en una base militar para disuadir a los inmigrantes indocumentados. Además, considera terminar con la ciudadanía por nacimiento.
Deja también abierta la posibilidad de que militares operen en un futuro con militares nacionales para intervenir en la lucha contra los cárteles y las drogas en territorio mexicano, bajo la afirmación de que el fentanilo es un peligro, lo que justifica que use a los militares para este fin.
Trump considera crear un sistema de aranceles de hasta el 10% que se aplicarían a todos los productos extranjeros que su gobierno determine son competencia desleal para la economía local, impulsando la “Ley Trump de Comercio Recíproco”, que daría al presidente autoridad de imponer aranceles a cualquier país que le imponga aranceles a cualquier producto estadounidense.
La política comercial se centrará en reducir gradualmente las importaciones de China, país con el que México mantiene un comercio activo, de bienes esenciales, incluidos los productos electrónicos, el acero y los productos farmacéuticos.
Trump pretende que Estados Unidos tenga energía abundante y que la electricidad sea la más barata que en cualquier otro país en el mundo, por medio de la competencia privada. Pero esto genera un desacuerdo con las políticas energéticas impulsadas por AMLO en México.
Joe Biden, comenzó su campaña con “Acabemos el trabajo. Sé que podemos”, para pedir a los estadounidenses le permitan continuar consolidando los logros de su gobierno además de señalar que seguirá afianzando las alianzas con otros países para contener la migración desde sus inicios. Además de salvar a la democracia de Trump.
Los logros que principalmente señala son los económicas, como la inflación que sigue una tendencia a la baja y la recuperación del mercado laboral que se mantiene 3.4% más abajo que en otras administraciones o la histórica ley de infraestructura de 1 trillón de dólares para reparar y modernizar la infraestructura estadounidense que no habían podido concretar gobiernos anteriores.
En cuanto a políticas migratorias, ha sido objetivo en señalar que mantendrá las actuales, y pondrá mayor atención en la seguridad fronteriza. Aunque ha impulsado un proyecto de ley bipartidista para controlar la migración que permitiría cerrar la frontera con México “cuando esté colapsada”.
Las dos opciones son complejas y los beneficios que generan a México dependen de los intereses que se señalen en las políticas públicas que ejerzan las dos visiones de gobierno en territorio estadounidense.
