La utopía de la democracia mexicana 

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No hemos conocido una democracia en su máximo esplendor en el mundo, aunque algunas si muy avanzadas. La nuestra, está lejos de ser considerada un ejemplo Va más encaminada al retroceso y regresar a puntos muy visibles del pasado.

Un instituto electoral incapaz de frenar las intervenciones del mandatario nacional sobre los procesos electorales. Precandidatos de diversos bandos políticos a través de supuestas astucias legales inventaron la precampaña de la precampaña rumbo a una campaña electoral. Procesos internos de los partidos políticos o en alianzas con factores que argumentan el llamado dedazo político y partidos que desde una dirigencia nacional limitan los derechos de sus actores políticos a través de un centralismo férreo de dirigentes eternos aferrados a una cuota de poder.

¿Esta es la democracia por la que luchó Francisco I. Madero?, ¿esta es la democracia por la que tantas mujeres y hombres perdieron la vida en nuestro país? Hoy, el país está más que nunca en dos polos opuestos en búsqueda de la silla del águila, pero estamos lejos de una verdadera democracia, porque quien llegue, lo hará con una mancha enorme de procesos que violentaron las leyes electorales de nuestro país. Llegaran con el voto ciudadano uno u otro candidato, pero con procesos que debieron haber sido sancionados por la autoridad electoral.

El fracaso de nuestra democracia no solo es culpa de las fuerzas políticas que en teoría deberían de representar a sus militantes. Lo es también de los ciudadanos poco participativos para acudir como representantes de casillas, y ser funcionarios de casilla del INE; que es la representación personal de los ciudadanos mexicanos en un proceso electoral.

Fracasamos en nuestra democracia por el falso interés ciudadano de defender a nuestro país. De nada sirve las marchas en esa fachada de defensa de una institución electoral sí a la hora de la culminación de tener que ir a ejercer el voto no lo hacemos. En esa falsa fachada de pertenecer a una organización civil o llamada de la sociedad que solo vela por ciertos intereses de un sector pequeño de la población.

Nos auto engañamos al creer que vivimos en un estado democrático solo porque se desarrollan elecciones con una autoridad electoral que no es el estado, pero como ya lo hemos mencionado, nuestro estado viola constantemente la ley electoral, y nuestra institución encargada de no permitirlo no ha sido capaz de solventarlo.

Los partidos políticos son magos, llenos de arte puro. Son capaces de aparecer y desaparecer gastos. De ser grandes genios e ilustres de estrategias para desarrollar campañas políticas. Magia, arte y estrategias que desaparecen cuando llegan al poder y deben hacer valer la ley en todo el estricto sentido de la palabra.

Disney Parks es una experiencia de juego de diversiones a través de la magia de Walt Disney Company. Así, en nuestra comuna, en nuestro territorio mexicano hemos desarrollado nuestra “Demoslandya”. Bajo reglas que pueden cambias legislatura tras legislatura, basados en el interés de quien tiene el poder momentáneo.

También parece un parque de diversiones. Porque también es gracioso –asumiendo que debe ser más lo vergonzoso- como líderes que a gracia y ventaja de las redes sociales de la noche a la mañana son puestos al descubierto de sus actos de corrupción, deshonestidad y poca fiabilidad para tomar el poder; y que al final del día siguen siendo los que imponen las reglas del juego.

Hoy no solo enfrentamos dos polos totalmente opuestos de gobierno. No solo enfrentamos sí es una mujer la posible presidenta de este país. Enfrentamos el poder por el poder, donde el fin justifique los medios. Insistiendo, que bajo los datos obtenidos por las diversas casas encuestadoras, los únicos dos bandos políticos con verdaderas posibilidades de llegar al poder lo harán con bajo procesos internos que debieron ser sancionados, y en lo estricto, tal vez, hasta con suspensión de candidaturas.

Si Maquiavelo o Sun Tzu, entre otros tantos que han logrado ser parte de la historia mundial en el ajedrez de la estrategia política, vivieran en nuestra era actual, seguro estoy que harían un apartado especial del caso mexicano. Tal vez lo reescribirían, como ese animal “pensante” que no es capaz de entender que solo el que no conoce su historia está condenado a repetirla.

Y aunque para hablar de algo, debe ser en comparativa, para un diagnostico o medición, el caso mexicano a todas luces es evidente su fracaso. Pero demos un dato, solo por no dejar. Y es que el país descendió tres posiciones en el Índice de Democracia (ID) 2022 elaborado por el Economist Intelligence Unit (EIU) difundido en febrero del presente año. De haber ocupado el lugar 86 en el ID 2021 al obtener una calificación de 5.57 de 10 puntos posibles, en el ID 2022 ocupa el lugar 89 con una calificación de 5.25. 

Ya lo mencionamos en otros párrafos, pero dicen que uno lo tiene que repetir para que se quede guardado, esto indica que el sistema político mexicano, lejos de avanzar hacia una verdadera democracia, está experimentando un retroceso.

A valores entendidos no hay reclamos. Lo anterior, porque pasado los procesos electorales nacen y renacen como el Ave Fénix los que se quejan de todo, pero a la hora de actuar se esconden y se convierten en una caja de pretextos con enunciados como “yo creí”, “yo imaginé”, “yo supuse”, y muchas otras similares que llenan esa caja.

Comúnmente nos concentramos en las irregularidades de la jornada electoral. Que sí bien no con cosa menor, ni peccata minuta; no se puede llegar a una jornada con las irregularidades ya señaladas.

La presión del gobierno hacia un partido, un candidato o un actor político. Porque en nuestro país se utiliza a las instituciones de justicia y de autoridad fiscal para jugar a favor de la fuerza política en el poder. Ah no creas que una práctica de un solo partido, es de todos. Todos y cada uno de ellos lo han hecho, como han sido víctimas de lo mismo que un día hicieron.

Por qué, cómo justificamos que un gobierno sí tenga las herramientas para seguir el origen del dinero, de bienes de cierto personaje político o de un grupo de ex o actuales servidores públicos –lo que no está mal-, lo que sí está mal, es en la incongruencia de no hacerlo para dar con criminales, bandas organizadas, grupos de estafadores y extorsionadores. Es fácil, en este país se investiga en base a intereses

Somos una democracia débil y defectuosa. Y que no nos engañen que es por su juventud. Ya no lo es. Perfectible, esas lo son todas. Pero tenemos un abismo entre una democracia que va por buen camino, y con áreas de oportunidad, porque casi por no decir todas las áreas de nuestra democracia tienen, pero grandes factores que mejorar.

En cierta entrevista en nuestro país, el cantante español Joaquín Sabina –cantante y compositor internacional, no experto en democracia- señalaba, pareciera que aquí la autoridad en turno hace hasta lo imposible para que su antecesor sea olvidado de manera rápida. 

La reflexión es sencilla. Vamos de mal en peor. Vamos en retroceso, con un engaño, con una utopía de una democracia que no existe. Por un espejismo que a lo largo de años nos han querido vender por el simple hecho de tener una institución que cuida de los procesos electorales, y bajo el argumento que ya no es el gobierno centralista quien organiza las elecciones.

Para ser una democracia plena, estamos a años luz. Luz, es la que necesita el INE, y no nos referimos a la energía eléctrica, sino a la chispa de reactivación como instituto electoral que debe ser una verdadera autoridad para sancionar y hacer valer la ley. Una ley electoral que debe tener verdaderos candados para no ser reformada cada vez que el presidente del país tiene los votos suficientes del congreso de la unión para modificarla en base a sus intereses personales y partidistas.

Dejemos de ser espectadores, para convertirnos en actores. ¿Cómo? Participando. ¿Dónde? Con tu voto en las jornadas electorales, y como funcionario u observador de la autoridad electoral si así te lo requieren. Denunciando ante las autoridades lo ilícito que veas como ciudadano. Cumpliendo con los deberes y obligaciones de lo significa y conlleva ser ciudadano. Las acciones y actitudes de nuestra clase política no ayudan ni ayudarán para lograrlo, pero tú como ciudadano sí lo puedes lograr. 

El mejor ejemplo de que nuestra democracia no funciona, es la simulación de los líderes nacionales del PRI, PAN y PRD, para un proceso que a todas luces llevaba mano. Una simulación, de quien hasta se pensó era una seria participante más allá de sus posibilidades.

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