La marcha de la esperanza

0
50

“Estamos aquí reunidos con un sólo objetivo claro y trascendente: defender el sistema electoral que varias generaciones de mexicanos construyeron.” 
– José Woldenberg
Nadie esperaba tal magnitud de convocatoria, ni siquiera el presidente Andrés Manuel López Obrador. Justamente el día de su cumpleaños, personas en todo el país, de todas las edades y estratos sociales, salieron a protestar pacíficamente por hacer sonar, al unísono, que el Instituto Nacional Electoral (INE) no se toca. Fue un domingo esperanzador para aquellos que no coinciden con la visión y gestión del presidente y por supuesto, para la oposición partidista que se hizo presente. Sin duda ha marcado un hito en la actual administración y no solo por la inesperada fuerza ciudadana sino por captar la completa atención del presidente. Fue notoria su molestia. 
El INE se ha convertido en un símbolo intocable para muchos mexicanos, tanto organizaciones civiles como partidos políticos se encontraron en la Ciudad de México para mostrar su rechazo ante la propuesta confusa y ventajosa del partido en el poder que se sigue ostentando como movimiento. Cabe destacar que ésta sería una de las reformas clave en el sexenio obradorista. Por un lado, el discurso de no mentir, no robar y no engañar y por el otro, de descalificar y agredir verbalmente a todo aquel que no piense como él, así es como lo ha trabajado durante cuatro años, la polarización que pudiera salirse de control. Es ingenuo creer que la intención del presidente con esta reforma sea la de mejorar la democracia y sus mecanismos mientras sus corcholatas se encuentran en campaña institucional esperando el tradicional y antidemocrático dedazo.
Es relevante señalar que precisamente en el corazón de Morena, donde vieron nacer ese rayito de esperanza, está cada vez más asediado por la oposición. Esta marcha debilitó aún más a Claudia Sheinbaum, logrando una de las manifestaciones más concurridas en lo que va del siglo XXI, superada por la marcha en pro de López Obrador contra su desafuero en 2005. La capital está dando las primeras señales. El presidente lo sabe y es por eso por lo que le ha generado escozor y molestia. Tanto así que para el 27 de noviembre ha agendado una contramarcha, del ángel de la Independencia al Zócalo, como si fuera un juego de vencidas. Como si tratara de tropicalizar la provocación, como si de esto que estamos protestando no fuera de algo serio. 
José Woldenberg, expresidente del Instituto Federal Electoral (IFE), mencionó desde el Monumento a la Revolución que “nuestro futuro no puede ser resultado de la seducción de un pasado que fue desterrado”. La importancia de contar con el mismo árbitro y con las mismas reglas del juego en las próximas elecciones es imprescindible ya que no se prestará a cargar los dados a favor del poder, resultando extraño ya que con esa misma institución ha logrado llegar a la presidencia, a la mayoría en las dos cámaras y la mayoría de las gubernaturas. Quizá el presidente sabe algo que ni siquiera la oposición sabe, quizá el punto más alto de poder ha llegado a su límite y, partiendo de ahí, es que busque blindar la segunda elección más importante de su vida, la de su sucesión. “No a la destrucción del INE, no a la destrucción de los institutos locales, no al autoritarismo”, Woldenberg hizo retumbar la plancha haciendo alusión a la iniciativa de López Obrador.
Desde Palacio Nacional la instrucción fue de desvirtuar la marcha, antes y después del domingo, esto con el fin de desalentar la asistencia para después desacreditar a todo aquel que estuvo presente. Se aprovechó de figuras políticas que asistieron para manchar todo el esfuerzo ciudadano llamándolos mapaches electorales. La generalización de calificativos no se hizo esperar: racistas, clasistas, aspiracioncitas. La misma cantaleta de siempre. Minimizar con el tono de burla el número de asistentes, tergiversar la intención de la manifestación en un solo individuo haciendo mención que esto solo se trataba para defender a Lorenzo Córdova, movilizar la estructura de bots para mitigar las publicaciones con fotos y videos, dan muestra de que algo cimbró al presidente.
La cuarta transformación se ha topado con algo que aún no conoce, el temor a lo desconocido nos puede hacer reaccionar de manera equivocada. La realidad comenzó a alcanzarlo. Esta marcha, sin duda, le da un respiro y esperanza para aquellos que buscan la alternancia.  

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí