El precio de la canasta básica

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No hay alguien en el mundo que pueda huir de la necesidad y los efectos de la canasta básica, su temporalidad e impactos económicos nos repercute en cierta medida a cada uno de los mexicanos. La forma de medir y crear indicadores alimentarios es de vital importancia para toda decisión económica en el campo de lo público y político. Los efectos de la pandemia, la guerra y la inflación que ambos efectos contempla no son los únicos, los sobreprecios y la especulación se han hecho ver alrededor de todo el mundo con sus diferencias y excepciones. La definición de una canasta que considere los bienes y servicios básicos que permiten cubrir las necesidades esenciales de alimentación, vestido, salud, vivienda y educación se han ajustado a lo largo de la historia. A inicios del siglo XX, el químico inglés Seebohm Rowntree sugirió la creación del diseño de una “canasta alimentaria” para los diversos tipos de familias, a partir de los requerimientos de calorías y proteínas de los trabajadores. Todo esto para establecer una canasta alimentaria que permitiera medir la incidencia de la pobreza en la población, a través de lo que posteriormente se conocería como “líneas de pobreza”. Este esquema marcó el inicio de una de las metodologías que se utilizan en la actualidad para la medición de la pobreza y la valoración de indicadores económicos.

En México se han realizado importantes trabajos, cuyo objetivo es el de contar con una canasta que refleje las necesidades primordiales de los mexicanos; entre ellos destacan la Canasta Normativa de Satisfactores Esenciales, la Canasta Alimentaria propuesta por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), y las canastas alimentaria y no alimentaria del CONEVAL. Las cifras divulgadas refuerzan la probabilidad de otro aumento de la tasa de referencia cuando el Banco de México (BANXICO) celebre su próxima reunión de política monetaria. Actualmente, se necesitan 2,086 pesos mensuales por persona para cubrir las necesidades básicas alimentarias en un barrio urbano y 1,600 pesos cada mes en zonas rurales. Para dar un comparativo: hace un año se necesitaban 1,829 y 1,399 respectivamente. Con estos valores monetarios se detalla que, una familia de tres personas que vive en una ciudad necesitaría alrededor de 6,258 pesos por mes sólo para comer, sin contar otros gastos necesarios como lo es la luz, el agua, el vestido, transporte y/o estudios; con la misma cantidad de integrantes del hogar en una zona rural tendría que ingresar al menos 4,800 pesos mensuales para poder llevar el alimento justo a la mesa.

La inflación no ha logrado ceder pese a todos los esfuerzos de política pública y monetaria. El INEGI difundió el dato de inflación interanual desde agosto, en donde se ubicó en 8.7%, sumando 21 meses al hilo siguiendo una tendencia al alza. Uno de los rubros que más ha presionado al Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) es el de los alimentos, tanto los agropecuarios como los procesados en el sector agroindustrial, que son los componentes principales de la canasta básica alimentaria. Es desde agosto que se registró un incremento de 14% en el costo de esta cesta mínima de alimentos, según las cifras del CONEVAL. El nivel de encarecimiento fue el mismo para zonas rurales y zonas urbanas. Estas presiones han generado alerta sobre el impacto que ya ejerce la ola inflacionaria sobre la seguridad alimentaria en las familias mexicanas, especialmente en las más necesitadas, que destinan la gran mayoría de sus ingresos a esta necesidad básica. En escala global, los precios de los alimentos se han logrado estabilizar, de acuerdo con el nivel de precios elaborado por la FAO. En México todavía está presente la incertidumbre sobre si los niveles de inflación ya llegaron a sus puntos máximos. En Estados Unidos y algunos países de la Unión Europea ya se han unido algunas quincenas con desaceleraciones a nivel de inflación.

¿Se podrá hacer algo al respecto para disminuir los precios de la canasta básica? Algunos expertos no solo lo afirman, sino que además señalan puntos principales que pudieran ser de gran ayuda para regular por parte del gobierno mexicano. Un ejemplo de ello son los estudios que arrojan que la canasta básica cuenta con sobreprecios y que las empresas mexicanas tienen márgenes de ganancia superiores al resto del mundo. Según estos estudios se revela que los sobreprecios imperan en la fruta, los lácteos, el pan al menos con un 91%, las verduras con el 29% y las tortillas con el 26%. Esto solo fomenta la pobreza ya que reducen la capacidad de consumo, de algo que precisamente se necesita para vivir. 

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