En los últimos años se ha agudizado la sequía no solo en México, sino en el mundo. Los países empiezan a mostrar de manera grave la poca planeación a futuro sobre la escasez del agua para el abastecimiento de las necesidades de las ciudades, teniendo como principal la del consumo humano.
El norte del país, en su mayoría es desierto. Zona geográfica con pocas lluvias que no han abastecido presas y al subsuelo. Por años, el consumo del agua para sus diversos usos ha sido desmedido, y las consecuencias, se encuentran a la vuelta de la esquina como el caso de la zona metropolitana de Nuevo León, que viven al día para el abastecimiento.
El Ayuntamiento de Saltillo, en la administración 2001 al 2003, previó que los Sistemas Municipales de Agua no funcionaban. Fracasaban en primera instancia por no tener continuidad en los proyectos, así como la falta de tecnología y preparación humana para dar a la ciudadanía dar un servicio eficiente.
Aguas de Saltillo – empresa que opera el servicio municipal de agua y que es compuesta por el Ayuntamiento y Aguas de Barcelona– son un caso de éxito por donde se le quiera ver. Con áreas de oportunidad como toda o empresa o gobierno.
Hace 22 años, una administración municipal planeo a futuro no llegar al día cero, al día que la necesidad por el vital líquido fuera más grande que la cantidad en existencia. Hoy en día, la mayoría de los sectores de la capital del estado cuentan con el servicio de agua a diario y gozan de buena presión.
Vale la pena que usted conozca el siguiente dato. El agua como producto o bien de la nación, como líquido, como recurso no renovable y controlado por el Estado Mexicano, no se cobra. Lo que se cobra, es ese costo de operación y recursos utilizados, para que llegue a su casa, a su empresa.
Lo anterior, conlleva a quitarnos esa venda que nos ciega a creer que, porque el agua es de los mexicanos, no debemos pagar. Claro que se debe pagar. Lo justo, no cantidades imposibles de solventar.
Vamos a datos de eficiencia. Antes de la creación de Aguas de Saltillo, de cada 100 litros de extracción solo se facturaba el 42%, teniendo ahora 79% de la eficiencia física. Un brinco enorme el que se ha dado. Aunque en palabras del mismo gerente general, Jordi Bosch Bragado, queda el reto de estar al 85%, basado en otros casos de éxito a nivel mundial.
Queda aclarar, que, por eficiencia física, debemos entender el agua no robada, que el líquido no se haya perdido en el camino por diversos factores, no fraudes; lo que reditúa en una gestión sería donde la gente corresponde con su pago.
La realidad, es que, entre los saltillenses, o entre los ciudadanos que viven en Saltillo, existe una aceptación por tal servicio. Tanto el servicio del agua potable, como el de servicios primarios de la ciudad, son los que constantemente se pelean el primer lugar de aprobación ciudadana.
El Consejo de Administración de Aguas de Saltillo decidió solicitar una ampliación del contrato para seguir manteniendo la operación del suministro en la ciudad por 7 años y medio más. Al momento, el cabildo de la ciudad lo aprobó, faltando la aprobación del poder legislativo local.
A falta de dos años y medio de terminar el contrato en turno, es indispensable poner en la mesa la planeación y estrategia para que sigamos con un buen servicio. En primera instancia, de aprobarse desde ahora y no la conclusión del contrato, garantiza los trámites pertinentes con la Comisión Nacional del Agua y otras dependencias para operar el plan que de garantía a los saltillenses de tener agua como mínimo hasta 2040.
AGSAL, como también se le conoce por sus siglas, mantiene ocho mil convenios de usuarios que no pudieron pagar en tiempo por el servicio. Entre ellos, por enfermedades, por desempleo, siempre y cuando el convenio este validado por lo mencionado por el usuario.
Los saltillenses son los dueños del 55% del control de Aguas de Saltillo, siendo el restante por Aguas de Barcelona. Con la tecnología de la última empresa en mención, y con su experiencia en gran parte del mundo, se ha logrado un sistema de monitoreo de primer nivel, que tiene la capacidad de ver en tiempo y forma los niveles de los abastecimientos de la ciudad. Observar fugas a gran escala en tiempo real, y tener las alertas de fallas para su pronta supervisión y en su caso, reparación.
Para la empresa municipal, tienen muy en claro que el éxito está en la eficiencia, y para lograrla se requiere de tecnología. Con lo cual logran ganar rapidez, detectar fugas invisibles en sus 191 sectores en el que está dividida la ciudad, así como el estudio de las diferentes problemáticas que cada uno de los sectores mantiene.
Sin duda los años en Saltillo de Aguas de Barcelona operando ha capacitado a los cientos de trabajadores en sus diferentes áreas. Pero de irse dicha empresa, sería dejar de lado la tecnología que constantemente desarrollan. Porque podemos quedarnos con la experiencia, pero no con ese departamento mundial con el que ellos cuentan para desarrollar nuevos mecanismos y sistemas que ayudan a la eficiencia del servicio del agua.
Ciudades como Monclova y Torreón, que pertenecen al mismo estado, se encuentran en condiciones muy diferentes. Con Sistemas Municipales del Agua quebrados, con un servicio deficiente y lo más grave, sin un plan o estrategia que garantice el vital líquido por un largo periodo de tiempo para sus ciudades. El agua no tiene ideología, no debe ser un capricho político.
Aguas de Saltillo mantiene un Consejo de Administración, que está compuesto por el alcalde en turno del Ayuntamiento, Aguas de Barcelona, y empresarios saltillenses –los cuales no deben recibir pago- que velan por los intereses del agua de la ciudad.
Debemos cuidar el agua de los saltillenses, pero también debemos cuidar el sistema o empresa que garantiza el proveerlo. La mayoría de los sistemas públicos del agua fracasan por estar politizados, con técnicas con tecnología atrasada, con personal sin el conocimiento, ni mentalidad de lo que sucede realmente.
Incluso, Aguas de Saltillo, por su éxito, da asesorías a otras ciudades. Quitémonos el nacionalismo. Pensemos en la eficiencia, porque incluso, Aguas de Saltillo, tiene la capacidad de operar en otras ciudades. Tenemos un oro puro en bruto en la ciudad.
El modelo de Saltillo puede ser cuestionado desde luego, pero el éxito está a todas luces, y puede ser replicado en otras partes del país.
El agua jamás se irá a Barcelona. El agua se consume entre los saltillenses. Que hay parte de las ganancias que se van a esta empresa, desde luego, como el 55% de ellas van a las arcas del ayuntamiento, con lo cual se crea obra pública y refuerzan los servicios primarios de la ciudad. Las empresas están conformadas para obtener utilidades, por lo menos esa es la concepción bajo lo cual nacen.
Aguas de Saltillo tiene claro, que para que el modelo siga funcionando se requiere más tecnología, más tiempo y operación mayor. El tiempo a veces es limitado. Pero el modelo funciona.
Como ciudadanos debemos de seguir velando por los intereses de la ciudad, de su población. No dejemos de cuestionar. Pero si encontramos que lo que cuestionamos funciona, vale la pena dejarlo y mejorarlo.Recuerde algo. El agua no tiene ideología.