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Editorial

Coahuila, un referente nacional de seguridad y confianza ciudadana

El Ahuizote
El Ahuizote
junio 30, 2025

En un país donde la seguridad se ha vuelto una de las principales preocupaciones de la sociedad, hablar de esperanza, resultados positivos y trabajo coordinado entre los tres niveles de gobierno parece, por momentos, una excepción a la regla. Pero Coahuila es esa excepción. Un territorio donde la paz no es una promesa vacía, sino una realidad palpable. Un estado donde la confianza ciudadana en sus instituciones, en sus autoridades y en su rumbo, se construye todos los días con hechos, no con discursos.

El gobernador Manolo Jiménez lo ha dicho con claridad desde el inicio de su gestión, “La seguridad es la prioridad de prioridades”. No como una consigna política, sino como una ruta clara de trabajo que compromete, une y da sentido a cada acción de gobierno. Y no está solo. Este compromiso ha sido respaldado por las fuerzas armadas, por las instituciones de seguridad del país, y sobre todo, por la ciudadanía coahuilense, que ha entendido que la seguridad no es solamente responsabilidad del gobierno, sino una tarea colectiva, donde cada quien aporta desde su trinchera.

Hoy, los resultados están a la vista de todos. La más reciente Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), elaborada por el INEGI, confirma que Saltillo es, una vez más, la capital más segura de México y una de las cinco ciudades con mejor percepción de seguridad en todo el país. Este dato no es menor. Habla de una ciudad donde las personas caminan tranquilas, confían en sus autoridades y desarrollan su vida cotidiana en un entorno de orden y legalidad.

Y Saltillo no es la única. En esta misma medición, Piedras Negras se posiciona con una de las percepciones de inseguridad más bajas del país, con apenas un 18.7 por ciento de sus habitantes sintiéndose inseguros. Torreón, aunque con una cifra mayor, se mantiene por debajo del promedio nacional de percepción de inseguridad, que se ubica en 61.7 por ciento. Es decir, las tres ciudades coahuilenses analizadas por el INEGI están mejor que la media nacional. Eso, en un país con tantos retos en materia de seguridad, es sin duda algo digno de reconocerse.

Estos logros no son producto del azar. Son el resultado de un modelo de seguridad bien pensado, con una visión clara y una operación eficiente. En Coahuila, las corporaciones policiales han sido profesionalizadas, equipadas y coordinadas con las fuerzas armadas. Se ha invertido en tecnología, inteligencia y prevención. Pero sobre todo, se ha invertido en confianza, en generar cercanía entre el gobierno y la ciudadanía, en construir un pacto de respeto y corresponsabilidad que hoy da frutos visibles.

En este modelo, el papel de la Fiscalía General del Estado de Coahuila ha sido determinante. Federico Fernández Montañez, actual Fiscal General, ha sido pieza clave en la consolidación de la tranquilidad y el orden en el estado. Su trayectoria, su experiencia y su compromiso con la legalidad se reflejan en cada indicador. No es casualidad, cuando fungió como Secretario de Seguridad Pública del Estado, fue él quien sentó las bases de una política de seguridad pública profesional, humana y eficiente. Hoy, desde la Fiscalía, ha dado continuidad a esa visión, garantizando la investigación oportuna de los delitos, la procuración de justicia y la protección de los derechos humanos.

Es por ello que la  Fiscalía General del Estado, con gran capacidad es el principal brazo ejecutor de la entidad, quien ha asumido de manera responsable y eficaz sus funciones, para investigar delitos, armar expedientes, perseguir a los responsables y ser garante de la procuración de justicia. Además de ser una institución garante de la prevención del delito y la protección de los derechos humanos; promueve acuerdos y coordinación interinstitucional, como es el certero caso del trabajo coordinado con la propia Secretaría de Seguridad Pública.

La percepción de seguridad no es un dato frío. Tiene consecuencias reales y profundas en la vida de las personas. Cuando un ciudadano se siente seguro, puede salir a trabajar, estudiar, divertirse o invertir sin temor. La seguridad es la base sobre la cual se construyen el desarrollo económico, la convivencia social y el crecimiento cultural. Una comunidad que vive en paz crece en todos los sentidos, se fortalece el comercio, crece la inversión, se dinamiza el turismo y se multiplica la participación ciudadana.

Por eso, cuando hablamos de Coahuila como uno de los estados más seguros del país, no solo estamos hablando de estadísticas. Estamos hablando de calidad de vida, de futuro, de oportunidades. Estamos hablando de madres y padres que pueden llevar a sus hijos a la escuela sin miedo, de jóvenes que pueden aspirar a un mejor porvenir, de empresas que pueden crecer y generar empleos en un entorno estable.

La Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE), también del INEGI, lo confirma, Coahuila es el estado más seguro del norte del país, y el tercero a nivel nacional. Solo por debajo de Baja California Sur y Yucatán, entidades con características muy distintas en cuanto a población, geografía y contexto socioeconómico. 

Coahuila ocupa el segundo lugar nacional con menos homicidios dolosos, con una tasa del 30.32, en comparación con la media nacional que es de 153.58; mientras que en la zona noreste, es el estado con menos homicidios dolosos en comparación con Zacatecas, que tiene 5.48 homicidios por cada 100 mil habitantes, Nuevo León 6.06, Tamaulipas 2.91 y Durango 1.36.  El tercer lugar nacional con menos violaciones, con una tasa del 31.43, mientras que la media nacional es de 86.02. El cuarto lugar nacional con menos secuestros, con una tasa de 1.05, contra la media nacional de 3.63; y de robo de vehículos con una tasa de 98.45, en comparación con la media nacional de 483.60. En extorsiones, se encuentra como la quinta entidad donde menos ocurren, con una cifra del 8.14, contra la media nacional del 41.58. 

Además, Coahuila es el segundo estado con mayor incremento en el porcentaje de población que se siente segura, al pasar del 53.7 por ciento en 2023 al 60 por ciento en 2024. Una mejora de 6.3 puntos porcentuales que confirma que las políticas implementadas no solo funcionan, sino que se consolidan.

Y esto se traduce en más y mejores condiciones para todos. Saltillo, por ejemplo, no solo es la capital más segura de México, sino también una de las ciudades con mayor crecimiento económico, con altos niveles de empleo formal y una industria que atrae inversiones nacionales e internacionales. Piedras Negras, ubicada en la frontera norte, se convierte en un ejemplo de cómo se puede vivir en paz en un entorno estratégico para el comercio y el intercambio. Y Torreón, con un liderazgo decidido, sigue avanzando en su consolidación como una ciudad moderna, segura y próspera.

Incluso al desglosar los datos más específicos de la ENSU, se pueden apreciar tendencias favorables. En Torreón, el 42.5 por ciento de la población se siente insegura en un cajero automático, una cifra aún por debajo del promedio nacional. En Saltillo es del 33.4 por ciento, y en Piedras Negras apenas del 21 por ciento. Esto mismo se repite en espacios como el transporte público, las carreteras, los bancos y las calles. Coahuila presenta mejores indicadores en todos estos ámbitos.

Además, la victimización en el hogar, es decir, los casos en los que las familias han sido víctimas de robo, extorsión o fraude, se mantiene en niveles bajos comparados con otras entidades. En Torreón, este porcentaje es de 16.8; en Piedras Negras, 14.4; y en Saltillo, 14.1. Si consideramos que en otras ciudades del país estos índices pueden superar el 30% o 40%, la diferencia es notable.

Todo esto nos debe llevar a una reflexión profunda. La seguridad no se construye con improvisación ni con ocurrencias. Requiere planeación, constancia, voluntad política y sobre todo, compromiso con la gente. En Coahuila, ese compromiso está presente. Y sus autoridades, empezando por el gobernador Manolo Jiménez, han demostrado que se puede gobernar con visión de Estado, con resultados tangibles y con la ciudadanía en el centro de todas las decisiones.

Porque la seguridad no es solo una cifra. Es un derecho humano. Es la posibilidad de vivir sin miedo, de caminar libres, de trabajar con esperanza. Es un pilar fundamental de cualquier sociedad que aspire a crecer con justicia y con bienestar.

Coahuila ha logrado lo que muchos otros no han podido, ser un ejemplo nacional en materia de seguridad, de institucionalidad y de confianza pública. Y eso debe llenarnos de orgullo, pero también de responsabilidad. Porque lo que se ha construido con tanto esfuerzo debe cuidarse todos los días. Con más participación, con más diálogo, con más compromiso colectivo.

Este es el momento de reconocer lo que se ha hecho bien y de fortalecerlo aún más. Porque cuando la gente se siente segura, crece. Y cuando una sociedad crece, todo es posible.

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