Editorial
Con la presidencia de Joe Biden ya en marcha, surgen especulaciones sobre si buscará la reelección en 2024. Aunque aún es temprano para tomar una decisión, es importante analizar los pros y los contras de su posible candidatura.
Por un lado, es un político experimentado y ha mostrado habilidades en la gestión de crisis, como lo ha hizo durante la pandemia del coronavirus. Su enfoque en la ciencia y la inclusión de expertos en su equipo ha sido aplaudido por muchos. Además, su experiencia en el Congreso y su referente en materia de justicia social lo hacen todavía atractivo para algún grupo demócrata.
Sin embargo, la edad de es un factor importante para considerar. Si bien el presidente sostiene que todavía tiene la fortaleza física y mental para ejercer el cargo, su edad (81 años en 2024) puede ser un impedimento para algunos. Su presidencia ha sido criticada por su lentitud en la ejecución de políticas y algunos analistas creen que una reelección podría generar aún mayores retos en materia de gobernanza. Otro factor para tener en cuenta es la oposición política. La polarización en los Estados Unidos es cada vez mayor y esto podría dificultar aún más la capacidad para ejecutar sus políticas en un segundo mandato. Los republicanos siguen teniendo una influencia importante en el Congreso y esto podría convertirse en un obstáculo para la aprobación el día de la elección.
Los retos que el 46º presidente tendrá que enfrentar en el futuro cercano son cada vez más agudos para su condición. La recuperación económica después de la pandemia es un problema de gran envergadura, así como la lucha contra el cambio climático y la reforma migratoria. Aunque su administración comenzó a trabajar en estos temas, quedan muchos pendientes en el tintero para el segundo mandato.
Es indudable que la primer elección generó muchas expectativas tanto en los Estados Unidos como en el resto del mundo, pero ¿han sido satisfactorias para el pueblo estadounidense? En lo que respecta a la política interna, la administración ha logrado algunos avances importantes. La aprobación del Plan de Rescate Americano, que destinó un billón de dólares a la recuperación económica y la lucha contra la pandemia, es una medida que puede dar un impulso significativo a la economía del país. También se ha avanzado en iniciativas como la legalización de los “dreamers”, la creación de empleos y la protección del medio ambiente.
En otros temas, la administración de Joe todavía tiene grandes desafíos por enfrentar. La reforma migratoria es quizás el tema más urgente, pero no ha habido avances significativos hasta el momento. Además, temas como el control de armas y la regulación de la industria tecnológica todavía necesitan ser abordados a nivel gubernamental.
A nivel geopolítico, la administración ha promovido una política más cooperativa y multilateral, enfatizando la importancia de reconstruir las alianzas internacionales que se perdieron bajo la administración anterior. La relación con Europa y Asia se ha fortalecido y ha trabajado para asegurar la estabilidad en Oriente Medio y África. Sin embargo, no todo ha sido positivo. La relación con Rusia y China sigue siendo tensa y el presidente parece tener dificultades para manejar estos asuntos. Además, la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán ha sido controvertida y ha generado una gran incertidumbre en la región.
La elección en 2020 fue vista por muchos como un regreso al “statu quo” político. ¿Cuáles son las garantías de que una posible reelección no sería simplemente más de lo mismo? ¿Hará algo para abordar la creciente polarización política y la desigualdad económica en el país? También debemos tener en cuenta la credibilidad de en el extranjero. Históricamente, ha sido visto como un reflejo de política exterior de EE. UU. centrada en las guerras y la intervención militar. ¿Es esto lo que el mundo necesita en este momento, especialmente cuando enfrentamos amenazas globales como el cambio climático y la inestabilidad geopolítica?
La política estadounidense necesita un cambio significativo para mejorar la vida de sus ciudadanos. La elección de Biden en 2020 fue vista por muchos como un intento de devolver la “normalidad” a la política, pero ¿fue suficiente? La posible reelección podría ser un retroceso en la política estadounidense. Dejarle a un correligionario demócrata la estafeta, hasta ahora, no es opción.
Por lo pronto, los líderes del partido demócrata están cerrando filas en torno a la posible reelección de Joe Biden, argumentando que no hay alternativas viables. Sin embargo, esto plantea interrogantes importantes sobre el futuro del partido y la dirección política que tomará Estados Unidos. Esta falta de alternativas demuestra una desconexión del liderazgo del partido con respecto a los deseos de los votantes. Muchos se sienten frustrados con el sistema bipartidista actual y están buscando alternativas más progresistas. ¿Por qué el partido demócrata no está escuchando estas voces e impulsando una plataforma más radical y transformadora?
Esta carencia de opciones sugiere una falta de competencia y renovación dentro del partido demócrata. ¿Por qué no hay más candidatos jóvenes e ideológicamente diversos dentro del partido? Otra preocupación es si el partido demócrata es realmente progresista o simplemente una versión más suave de la política republicana. El cierre de filas en torno a una posible reelección es un claro indicio de que el partido demócrata necesita repensar su enfoque y escuchar mejor a los votantes.
