La reina Puabi, también conocida como Shubad, fue una figura prominente en la antigua Mesopotamia alrededor del año 3500 a.C., y se le atribuye ser la primera mujer en pintarse los labios. Su elección de teñir sus labios no era una simple expresión estética; esta acción representaba un símbolo de poder y autoridad, cualidades que ella encarnaba como líder de su tiempo. La mezcla utilizada para este propósito consistía en piedras rojas trituradas y plomo blanco, una combinación que, aunque rudimentaria, lograba crear un tono vibrante y destacado. Para Puabi, esta práctica era un medio para diferenciarse y subrayar su estatus frente a sus súbditos y demás miembros de la sociedad mesopotámica.
Además, su forma de expresión a través del maquillaje, aunque primitiva para los estándares actuales, fue un precursor de la cosmética en la historia de la humanidad. Esta costumbre, iniciada por Puabi, simbolizaba no solo su posición en la jerarquía, sino también un ritual de identidad y distinción personal. La historia de Puabi y su uso innovador de los pigmentos destaca cómo la humanidad, desde tiempos muy antiguos, ha recurrido al maquillaje y al cuidado de la apariencia como herramientas de expresión individual y social.