Tras el Gran Premio de España, Max Verstappen reconoció su responsabilidad en el incidente con George Russell y aceptó que la frustración lo llevó a tomar una mala decisión en pista.
El piloto neerlandés, cuatro veces campeón del mundo, explicó que la estrategia del equipo se vio afectada por la salida del ‘Safety Car’ y que la tensión lo hizo reaccionar de forma inapropiada: “Fue una maniobra que no tuvo que haber ocurrido”, publicó en redes sociales.
El contacto con Russell le costó una penalización de 10 segundos, lo que lo relegó del quinto al décimo lugar, además de tres puntos menos en su licencia, dejándolo a uno de una posible suspensión.
Verstappen aseguró que siempre da el máximo por su equipo, pero que esta vez las emociones lo superaron.