El presidente de la Federación Española de Futbol (RFEF), Luis Rubiales, acosado por las críticas por su beso forzado a la jugadora Jenni Hermoso en la final del Mundial Femenil, rechazó dimitir en una asamblea extraordinaria del ente federativo.
“No voy a dimitir, no voy a dimitir”, repitió Rubiales en la Asamblea, desafiando todas las previsiones de la prensa que lo veían fuera y las múltiples peticiones de dimisión de los últimos días.
El presidente de la RFEF pidió “perdón sin paliativos” por su comportamiento en el palco de autoridades en la final del Mundial que ganó España y admitió haberse “equivocado” en su posterior beso a Hermoso, que no dudó en calificar de “espontáneo, mutuo, eufórico y consentido”.
“Esta es la clave, fue consentido”, aseguró Rubiales, antes de asegurar que se “está ejecutando un asesinato social. A mí se me están tratando de matar”.
El mandatario federativo sorprendió el domingo en la entrega de medallas del Mundial al sujetar la cabeza de Jennifer Hermoso, la número 10 de la Roja femenina, y darle un beso en la boca tras ganar España la final ante Inglaterra 1-0.