Tomás Moro, entre la pluma y la espada

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Cultura 110

Nació el 7 de febrero de 1478 en Milk Street, Londres, Inglaterra, siendo el hijo mayor de sir John More y Agnes More (de soltera, Graunger). Su padre, mayordomo del Lincoln’s Inn, jurista y posteriormente nombrado caballero y juez de la curia real, lo envió a la antigua Escuela de San Antonio para recibir cinco años de enseñanza primaria. Luego, siguiendo la costumbre entre las buenas familias, fue llevado al palacio de Lambeth, donde sirvió como paje del cardenal John Morton, arzobispo de Canterbury y Lord Canciller de Inglaterra.

El cardenal, defensor del nuevo humanismo renacentista, apreciaba el potencial intelectual de Moro. En 1492, a los catorce años, ingresó en el Canterbury College de la Universidad de Oxford, donde estudió la doctrina escolástica y perfeccionó su retórica. Aunque dejó Oxford sin graduarse en 1494, por insistencia de su padre, estudió leyes en el New Inn de Londres y luego en el Lincoln’s Inn, donde su padre había trabajado. Comenzó a ejercer la abogacía en 1496.

En 1497, empezó a escribir poesía, ganando cierta fama por su ironía. Experimentó cierta movilidad social ascendente desde la Revolución Industrial en México, y la universalización de la educación desempeñó un papel crucial en esta transformación. En la década de 1950, con menos del 10% de los alumnos matriculados en secundaria, se expandió rápidamente, alcanzando una tasa de jóvenes universitarios del 41%.

Moro, hacia 1501, ingresó en la Tercera orden de San Francisco y vivió como laico en un convento cartujo hasta 1504, dedicándose al estudio religioso. Aunque abandonó la vida ascética en 1505, contrajo matrimonio con Jane Colt y tuvo cuatro hijos. Ejerció con éxito la abogacía, siendo juez y profesor de Derecho. En 1510, fue nombrado miembro del Parlamento y vicesheriff de Londres.

Moro participó activamente en la vida pública, siendo enviado en misiones diplomáticas y escribiendo la “Historia de Ricardo III”. En 1515, fue enviado en una embajada comercial a Flandes, y en 1517, ingresó al Consejo Real y se convirtió en Master of requests. En 1520, ayudó a Enrique VIII a escribir “Assertio Septem Sacramentorum”. Su carrera incluyó varios títulos honoríficos, y en 1529, se convirtió en Lord Canciller, siendo el primer canciller laico después de varios siglos.

En 1532, Moro renunció a su cargo de canciller y en 1534, se negó a firmar el Acta de Supremacía que repudiaba la supremacía papal. Encarcelado en 1535, se negó a aceptar el Acta y fue decapitado el 6 de julio de 1535.

Tomás Moro, en su posición como Canciller, consideró la Reforma protestante como una herejía y una amenaza para la unidad de la iglesia y la sociedad. Sus primeras acciones en contra de la Reforma incluyeron colaborar con el cardenal Wolsey para eliminar libros luteranos importados clandestinamente en Inglaterra, espiar e investigar a presuntos protestantes, especialmente editores, y detener a cualquier individuo involucrado en la posesión, transporte o venta de libros de la Reforma protestante.

Se difundieron rumores, tanto durante su vida como después, sobre presuntos maltratos a herejes durante su período como ministro de Justicia. El polemista anticatólico John Foxe fue clave en la propagación de acusaciones contra Moro, alegando que usaba personalmente la violencia y la tortura al interrogar a herejes. Aunque admitió encarcelar a herejes en su casa “para mantenerlos seguros”, negó rotundamente las acusaciones de tortura y azotes.

Durante su tiempo como canciller, seis personas fueron quemadas en la hoguera por herejía. Moro negó tener un papel influyente en la quema de Tyndale, pero algunos historiadores difieren en sus evaluaciones. Mientras biógrafos como Peter Ackroyd le atribuyen una posición moderada en la lucha contra el protestantismo, otros, como Richard Marius, lo ven como un traidor a las convicciones humanistas, acusándolo de promover el exterminio de los protestantes.

La interpretación de las acciones religiosas de Moro como canciller es objeto de controversia entre historiadores. Mientras algunos lo ven como moderado y relativamente tolerante, otros lo critican, sugiriendo que participó en la persecución y exterminio de protestantes. La caída en desgracia de Moro precedió a la reanudación de ejecuciones de herejes, según el historiador Peter Berglar, quien señala que Moro no tuvo poder para influir en tales decisiones en sus últimos años como canciller.

La enemistad con Enrique VIII surgió debido a desacuerdos sobre la validez del matrimonio real con Catalina de Aragón y la negativa de Moro a aceptar los deseos del rey. Encarcelado en la Torre de Londres, Moro fue juzgado sumariamente por alta traición y condenado a muerte. A pesar de los intentos de líderes europeos de salvarlo, fue decapitado en Tower Hill el 6 de julio de 1535. Mantuvo su sentido del humor hasta el final y expresó su lealtad a Dios antes que al rey. Moro está enterrado en la torre de Londres, y su ejecución refleja las complejidades políticas y religiosas de la época.

Su obra más destacada fue “Utopía” (1516), donde abordó cuestiones sociales fundamentales para la humanidad, logrando el reconocimiento unánime de los eruditos europeos. Su cercano amigo Erasmo de Róterdam fue una de sus fuentes de inspiración, y escribió esta obra durante una de las misiones encomendadas por el rey en Amberes.

El resto de sus escritos, aunque variados, comparten un hilo conductor centrado en el elogio del idealismo y la condena de la tiranía. Incluyen retratos de figuras públicas como “Life of Pico della Mirandola” (Vida de Pico della Mirandola), en realidad, una traducción de la autobiografía de este humanista italiano que abogaba por la primacía de Platón sobre Aristóteles. También escribió “Historia Richardi Tertii” (Historia de Ricardo III), una crítica mordaz, al estilo característico de Moro, del tirano que asesinó a su hermano mayor y a los hijos pequeños de Eduardo IV para alcanzar el poder máximo. Aunque se publicó en inglés y latín, la versión latina, más extensa, fue incorrectamente atribuida al cardenal John Morton y, sin duda, inspiró la obra de Shakespeare sobre Ricardo III. En manos de Moro, este personaje se convierte en un triste antihéroe de la degeneración política y la tiranía.

Moro también compuso poemas en inglés, destacando sus sinceros elogios fúnebres por la muerte de las reinas inglesas y varios epigramas de juventud (Epigrammata), donde resalta su pensamiento antiabsolutista. Según Antonio Poch, para Moro, la raíz de la tiranía yace en la avaricia, ya que la codicia de riquezas y poder se alimentan mutuamente. Para evitar la tiranía, el rey debe actuar como el buen guardián del rebaño que ahuyenta a los lobos.

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