Más allá del tango de Carlos Gardel

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Cultura 102

Carlos Gardel, la leyenda argentina, trasciende las fronteras del tiempo y la música. Su legado sigue resonando en cada rincón del mundo, como un eco eterno que despierta pasiones y emociones indescriptibles. ¿Qué hace que este icono del tango siga cautivando corazones incluso después de casi un siglo desde su trágica partida?

Gardel, nacido en el barrio de El Abasto en Buenos Aires en 1890, no solo fue un cantante y compositor extraordinario, sino un ícono cultural que personificó el alma del tango. Su voz, inconfundible y llena de melancolía, transporta a cada oyente a un viaje nostálgico por las calles empedradas de Buenos Aires. El arrabal, la pasión, el amor y el desamor se entrelazan en las letras de sus canciones, transmitiendo las complejidades de la vida cotidiana. “El día que me quieras”, “Mi Buenos Aires querido” o “Por una cabeza” son solo algunas de las joyas que inmortalizaron su talento y sensibilidad. Pero más allá de su música, la figura de Gardel trasciende por su carisma magnético. Su estilo, su porte y su sonrisa conquistaron al público de su época y continúan cautivando a nuevas generaciones. La mística que lo rodea, alimentada por su muerte prematura en un accidente aéreo en 1935, añade un aura de misterio a su leyenda.

La influencia de Gardel no se limita al tango. Su impacto en la cultura popular se extiende al cine, donde protagonizó películas que lo consagraron como un ídolo cinematográfico. Su imagen, con sombrero y traje impecable, se convirtió en un ícono del glamour y la elegancia de la época. Su legado va más allá de las fronteras argentinas. El tango, gracias a él, se convirtió en un género musical reconocido internacionalmente. Gardel llevó este ritmo a Europa y América, siendo embajador de la cultura rioplatense y difundiendo la pasión del tango por todo el mundo.

El lugar y la fecha exactos del nacimiento de Gardel han sido motivo de debates históricos considerables, reflejados en las diferentes teorías sobre su origen, detalladas en la sección de controversias sobre su lugar de nacimiento. Según la hipótesis uruguayista, se sugiere que nació en Tacuarembó (Uruguay) entre 1883 y 1887, mientras que la hipótesis francesista argumenta que su nacimiento ocurrió en Toulouse (Francia) en 1890. Estas discrepancias han dado lugar a relatos divergentes sobre los primeros años de su vida.

Bajo la hipótesis francesista, se postula que Marie Berthe Gardes, también conocida como Berta Gardés, fue la madre biológica de Charles Romuald Gardes, más tarde conocido como Carlos Gardés y posteriormente transformado por él mismo en Carlos Romualdo Gardel. Esta versión relata que Gardel habría asistido al Colegio Salesiano Pío IX en Buenos Aires, donde permaneció como alumno entre 1901 y 1902, compartiendo actividades corales con Ceferino Namuncurá, quien más tarde sería beatificado como argentino.

Por otro lado, la hipótesis uruguayista propone que Marie Berthe Gardes actuó como madre adoptiva de Carlos Gardel, sosteniendo que Charles Romuald Gardes era un hijo biológico de Berthe, menor que Carlos. Se reconoce oficialmente la asistencia de Carlitos Gardel a la Escuela de 2.º Grado de Varones en el barrio Palermo de Montevideo entre 1891 y 1893, según registros de la Junta Departamental de Montevideo.

Ambas teorías coinciden en el abandono paterno de Gardel y en su residencia en Buenos Aires desde al menos 1893, compartiendo espacios de vida en conventillos junto a su madre, aunque con períodos intermitentes, dependiendo de la versión histórica. No fue hasta 1927 que Gardel adquirió una casa en el barrio del Abasto, donde se mudó con su madre. Ambas teorías también convergen en la posibilidad de que el joven Gardel, durante los primeros años del siglo XX, hubiera estado involucrado en actividades al margen de la legalidad, lo cual se evidencia en expedientes policiales de 1904 y 1915 que lo mencionan y cuyas huellas dactilares coinciden con las suyas, como corroboraron Raúl Torre, criminólogo, y Juan José Fenoglio, médico forense, en una investigación.

Durante sus primeros años, Gardel residió en condiciones extremadamente precarias en casas de alquiler comúnmente llamadas conventillos, ubicadas en el barrio de San Nicolás. Su primer hogar fue en Uruguay 162, y posteriormente se trasladó a Corrientes 1553. Tras comenzar su carrera musical en 1914, se mudó, siempre acompañado por su madre, a un modesto apartamento en Corrientes 1714. Las condiciones de vida en los conventillos porteños durante la época de gran inmigración fueron tema de estudio en trabajos sociológicos y fueron retratadas en obras artísticas como “El conventillo de la Paloma”. Sumaje, su amigo y chofer, relató que, siendo una estrella consagrada, Gardel solía pedirle que lo llevara a los conventillos donde vivió de niño, especialmente al ubicado en Uruguay 162. Allí se detenía frente a la fachada, a veces emocionado hasta las lágrimas, para luego regresar rápidamente al coche y permanecer en silencio durante un largo rato.

El barrio donde creció Gardel estaba en la zona teatral porteña centrada en la calle Corrientes, lo que le permitió desde temprana edad estar vinculado con el mundo del teatro. Su madre trabajaba planchando ropa, a veces para teatros, y él colaboraba con un personaje conocido como “Patasanta”, organizando aplausos en los teatros y recibiendo dinero por ese servicio. Este contacto le permitió relacionarse con actores y cantantes, imitando sus ejercicios de vocalización y adoptando conductas que serían cruciales para su desarrollo artístico. Entre varios empleos informales, fue tramoyista en el Teatro de la Victoria, donde escuchó al zarzuelista español Sagi Barba y recibió sus primeras lecciones informales de canto. Luego se trasladó al Teatro Ópera, donde conoció al barítono italiano Titta Ruffo.

El 24 de junio de 1935, Carlos Gardel, acompañado por Alfredo Le Pera, su guitarrista Guillermo Barbieri y su secretario Corpas Moreno, perdieron la vida en un trágico accidente aéreo ocurrido durante el despegue en el aeropuerto Olaya Herrera, conocido en aquel momento como Aeródromo “Las Playas” de Medellín, Colombia. Además de ellos, también fallecieron Alfonso Azzaf y el guitarrista Ángel Domingo Riverol. El siniestro se cobró la vida del destacado aviador colombiano y propietario de la SACO, Ernesto Samper Mendoza, el radiooperador Willis Foster, el empresario chileno Celedonio Palacios, el promotor de espectáculos Henry Swartz y los siete ocupantes del otro avión, sumando un total de 17 víctimas. Únicamente tres personas lograron sobrevivir: el guitarrista José María Aguilar, José Plaja y Grant Flynt, un funcionario de la SACO.

La grandeza de Carlos Gardel no se limita a su talento musical. Es un ícono cultural cuya influencia trasciende generaciones y continúa marcando el pulso de la música y la identidad de América Latina. Su legado es eterno, y su voz sigue resonando, como un eco atemporal que nos recuerda la magia del tango y la inmortalidad de las leyendas.

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