La energía de México a través del tiempo

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La historia de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) se remonta a tiempos de gran transformación en México. Fundada el 14 de agosto de 1937 por decreto del entonces presidente Lázaro Cárdenas, la CFE nació con el propósito de unificar, expandir y gestionar la infraestructura eléctrica del país, unificando esfuerzos ante la creciente demanda de electricidad en una nación que experimentaba un crecimiento económico y social significativo.

Durante las primeras décadas del siglo XX, la generación y distribución de energía eléctrica en México estaba en manos de varias empresas privadas, tanto nacionales como extranjeras, lo que creaba un servicio fragmentado y desigual. Este contexto generaba grandes disparidades en el acceso a la electricidad, que beneficiaba en mayor medida a las zonas urbanas en detrimento de las áreas rurales. Además, la falta de regulación permitía que las tarifas eléctricas fueran sumamente elevadas, afectando a la población general.

Consciente de esta situación, Lázaro Cárdenas impulsó la creación de la CFE con un objetivo claro: garantizar el suministro de electricidad como un servicio público para todos los mexicanos, sin importar su ubicación geográfica. Esta política marcó el comienzo de la electrificación de México, con un enfoque prioritario en las zonas rurales, que hasta entonces habían sido desatendidas.

Una de las primeras misiones de la CFE fue llevar la electricidad a las áreas rurales, una tarea titánica dado que, en 1937, solo el 38% de la población mexicana tenía acceso a electricidad. La electrificación rural fue clave para impulsar la modernización del campo mexicano, permitiendo el desarrollo de la agricultura y mejorando la calidad de vida en comunidades alejadas de los grandes centros urbanos.

El programa de electrificación rural fue particularmente importante en las décadas de los años 40 y 50, cuando se construyeron presas y plantas hidroeléctricas que no solo proporcionaban electricidad, sino que también garantizaban el acceso al agua para la agricultura. La presa Miguel Alemán y otras grandes obras hidráulicas impulsaron el crecimiento de regiones enteras del país.

A lo largo de los años, la CFE no solo logró su misión inicial de electrificación rural, sino que también se expandió rápidamente para satisfacer las necesidades crecientes de una nación en plena expansión industrial. En los años 60 y 70, el crecimiento económico de México impulsó una mayor demanda energética, lo que llevó a la construcción de más plantas de generación eléctrica, tanto térmicas como hidroeléctricas.

En este período, la CFE también consolidó su monopolio en el mercado eléctrico nacional, absorbiendo empresas privadas y centralizando el control de la generación, transmisión y distribución de electricidad. Este modelo centralizado permitió una gestión más eficiente del sistema eléctrico nacional y facilitó la implementación de políticas energéticas coordinadas a nivel federal.

Uno de los hitos importantes de la CFE durante este periodo fue la construcción de la planta de energía nuclear de Laguna Verde, en Veracruz, que comenzó a operar en 1990. Este proyecto marcó un avance tecnológico significativo para México, convirtiéndolo en uno de los pocos países latinoamericanos en contar con una planta nuclear para la generación de electricidad.

A lo largo de su historia, la CFE ha sido testigo de varias transformaciones en la política energética de México. Uno de los cambios más significativos ocurrió con la reforma energética de 2013, impulsada por el entonces presidente Enrique Peña Nieto. Esta reforma abrió el sector energético a la competencia privada, poniendo fin al monopolio que la CFE había mantenido durante décadas.

El objetivo de la reforma era modernizar el sector energético, aumentar la eficiencia, y promover el uso de energías limpias y renovables, como la solar y la eólica. La CFE fue transformada en una empresa productiva del Estado, lo que le permitió competir en el mercado eléctrico con empresas privadas tanto nacionales como internacionales. Sin embargo, esta apertura también supuso nuevos retos, ya que la CFE tuvo que adaptarse a un entorno competitivo y mejorar su eficiencia operativa para seguir siendo relevante en el mercado.

En la actualidad, la CFE enfrenta varios desafíos. Por un lado, la transición hacia energías más limpias y renovables ha cobrado mayor relevancia a nivel mundial, y México no es la excepción. La CFE ha implementado proyectos de energía eólica y solar, pero sigue siendo una empresa que depende en gran medida de la generación de electricidad a partir de combustibles fósiles, como el gas natural y el carbón.

El cambio climático y la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero han puesto presión sobre la CFE para acelerar su transición hacia energías más limpias. Al mismo tiempo, la CFE también debe enfrentar el desafío de mejorar la eficiencia de su red de distribución eléctrica, reducir las pérdidas técnicas y no técnicas, y garantizar un suministro confiable y de calidad a todos los mexicanos.

Además, en el contexto de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, ha habido un cambio en la política energética del país, con un mayor énfasis en fortalecer a la CFE como empresa pública y reducir la dependencia del sector privado. Esto ha llevado a la cancelación de algunos contratos con empresas privadas y a un mayor protagonismo de la CFE en la generación y distribución de electricidad.

A lo largo de su historia, la Comisión Federal de Electricidad ha sido un pilar fundamental en el desarrollo de México, llevando electricidad a cada rincón del país y garantizando un servicio esencial para el progreso económico y social. Sin embargo, los retos que enfrenta hoy son considerables, y su capacidad para adaptarse a un mundo que exige cada vez más energías limpias y eficientes será crucial para su futuro.

La historia de la CFE no solo es un relato de infraestructura y tecnología, sino también una historia de servicio público, modernización y adaptación. A medida que el mundo avanza hacia un modelo energético más sostenible, la CFE tiene la oportunidad de seguir siendo un actor clave en el desarrollo de México, al mismo tiempo que enfrenta la necesidad de transformarse para estar a la altura de los desafíos del siglo XXI.

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