La complejidad de Virginia Woolf

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Adeline Virginia Stephen nació en 1882 en Londres. Su padre, sir Leslie Stephen, era un prolífico escritor, historiador, ensayista, biógrafo y montañero. Su madre, Julia Stephen, originaria de la India, había sido modelo para pintores prerrafaelitas como Edward Burne-Jones antes de trasladarse a Inglaterra. La familia de Virginia Woolf era compleja, con descendientes de tres matrimonios diferentes. Leslie tenía una hija, Laura Makepeace Stephen, de su primer matrimonio con Minny Thackeray, quien vivió con la familia hasta ser internada en un psiquiátrico en 1891. Julia tenía tres hijos de su primer esposo, Herbert Duckworth: George, Stella y Gerald Duckworth. Leslie y Julia tuvieron cuatro hijos juntos, incluyendo a Virginia: Vanessa Stephen, Thoby Stephen y Adrián Stephen.

La educación de Virginia se llevó a cabo en el hogar literario de los Stephen, ubicado en el número 22 de Hyde Park Gate, Kensington. La casa era frecuentada por figuras prominentes como Alfred Tennyson, Thomas Hardy, Henry James y Edward Burne-Jones. A pesar de no asistir a la escuela, Virginia recibió educación de tutores privados y de sus propios padres. El estatus de Sir Leslie Stephen como editor, crítico y biógrafo, así como su vínculo con William Thackeray (el viudo de la hija menor de Thackeray), significaba que los hijos crecían rodeados de influencias de la sociedad literaria victoriana. Henry James, George Henry Lewes, Julia Margaret Cameron (tía de Julia Stephen) y James Russell Lowell, quien fue padrino honorario de Virginia, eran visitantes habituales en la casa. La red de contactos de Julia Stephen también era amplia, descendía de una camarera de María Antonieta y pertenecía a una familia reconocida por su belleza, sirviendo de inspiración para artistas prerrafaelitas y fotógrafos de la época. Además de estas influencias, la extensa biblioteca de los Stephen permitió a Virginia y Vanessa adquirir conocimientos de literatura clásica e inglesa, una educación que difirió de la formal recibida por sus hermanos.

A pesar de las raíces londinenses de Virginia Woolf, los recuerdos más vividos de su infancia se tejieron en St Ives, Cornualles, donde la familia pasaba los veranos entre 1882 y 1894. “Talland House”, la casa de vacaciones de los Stephen, dominaba la vista de la playa de Porthminster y el faro de Godrevy. Aunque la estructura actual ha sido algo modificada, sigue en pie en el mismo sitio. Los retazos de esas vacaciones y las impresiones del paisaje, especialmente del faro de Godrevy, impregnaron su obra literaria posterior, especialmente en “Al faro”.

Sin embargo, la vida de Virginia fue sacudida por tragedias. La muerte repentina de su madre en mayo de 1895, cuando tenía tan solo trece años, y dos años después, la pérdida de su media hermana Stella, quien había asumido el liderazgo del hogar tras la muerte de Julia Stephen, pero dejó el hogar para casarse con Jack Hills y falleció durante su luna de miel debido a una peritonitis.

El fallecimiento de su padre por cáncer en 1904 desencadenó una angustia profunda en Virginia, lo que resultó en un breve período de hospitalización. Además de estos acontecimientos, los modernos estudiosos (incluyendo a su sobrino y biógrafo, Quentin Bell) han insinuado que las crisis nerviosas y posteriores episodios de depresión de Woolf podrían haber sido influenciados por los abusos sexuales que ella y su hermana Vanessa sufrieron a manos de sus medios hermanos George y Gerald Duckworth. Estos traumas, recordados en sus escritos autobiográficos “A Sketch of the Past” y “22 Hyde Park Gate”, han sido mencionados por su biógrafa Hermione Lee, quien señaló que, si bien las pruebas son suficientes, son ambiguas y permiten interpretaciones contradictorias sobre la vida interior de Virginia Woolf.

A lo largo de su vida, Woolf enfrentó cambios de humor y enfermedades recurrentes. A pesar de que esta inestabilidad afectó su vida social, continuó siendo una autora tremendamente productiva hasta su trágico suicidio.

Woolf dio sus primeros pasos en la escritura profesional en 1905, debutando con un artículo periodístico sobre Haworth, residencia de la familia Brontë, publicado en el Times Literary Supplement. En 1915, lanzó su primera novela, “Fin de viaje”, a través de la editorial de su medio hermano, Gerald Duckworth and Company Ltd. A pesar de mostrar una disposición temprana para desafiar los estándares narrativos, esta obra, al igual que “Noche y día”, recibió escasa atención crítica. No fue hasta la publicación de “La señora Dalloway” y “Al faro” cuando los críticos comenzaron a elogiar su originalidad literaria. En estas novelas, se evidenció su maestría técnica y su enfoque experimental, introduciendo un estilo e imágenes poéticas inusuales en la prosa narrativa, desvaneciendo la acción y la intriga para capturar la vida volátil de la conciencia. Su obra, en diálogo con Bloomsbury y su racionalismo doctrinario influenciado por G.E. Moore, se enfocó en la experimentación con el tiempo narrativo, desde el flujo de variaciones en la conciencia del personaje hasta su relación con la historia y el tiempo colectivo.

Virginia Woolf continuó explorando nuevos horizontes narrativos, abordando temas de la vida transformada a través del arte, la ambigüedad sexual y el tiempo en su última obra, “Entre actos” (1941), un libro principalmente escrito en verso y el más lírico de su repertorio. Además de sus novelas, se destacó como crítica literaria y escribió ensayos sobre la condición de la mujer, subrayando la construcción social de la identidad femenina y el papel de la mujer escritora. Sus trabajos recibieron influencias de otros autores como Marcel Proust, James Joyce, Dorothy Richardson, Katherine Mansfield y posiblemente Henry James, pero su distintiva búsqueda por renovar la novela, desafiando el realismo convencional y la descripción tradicional de personajes, la destacó entre sus contemporáneos.

A pesar de ser considerada una gran innovadora en el idioma inglés, la reputación de Woolf declinó tras la Segunda Guerra Mundial, aunque fue redescubierta con el auge de la crítica feminista en los años 70. Sin embargo, su obra fue criticada por su supuesta limitación al mundo de la intelectualidad inglesa de clase media, siendo acusada de carecer de universalidad y profundidad emocional o ética para el lector promedio desencantado. Algunos la señalaron como antisemita, aunque estuvo felizmente casada con un judío, manifestando opiniones ambivalentes sobre la religión judía y el cristianismo. A pesar de los altibajos en su recepción crítica, Woolf es reconocida como una de las grandes novelistas del siglo XX y una destacada modernista.

Virginia Woolf enfrentó luchas mentales, lidiando con un trastorno bipolar a lo largo de su vida. Después de terminar “Entre actos”, experimentó una depresión similar a la anterior, agravada por la Segunda Guerra Mundial y otros sucesos personales, lo que la llevó a su trágico suicidio el 28 de marzo de 1941. Se arrojó al río Ouse cerca de su hogar y su cuerpo fue encontrado más tarde. Sus restos fueron incinerados y enterrados por su esposo bajo un árbol en Rodmell, Sussex.

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