Gerardo Murillo Coronado: el hombre detrás del Dr. At

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Cultura 92

Gerardo Murillo, conocido como el Dr. Atl, fue un reconocido artista y activista mexicano. Nació en el barrio de San Juan de Dios en Guadalajara, Jalisco. A lo largo de su vida, se vio influenciado por diversas corrientes artísticas, políticas, filosóficas y literarias, lo que dificultó su clasificación como artista. Al igual que José Vasconcelos, otro activista revolucionario, rechazó el régimen porfirista y se involucró en la reconstrucción del estado mexicano postrevolucionario. Ambos también influyeron en la revaloración de la cultura popular y fortalecieron el nacionalismo. Sin embargo, su participación sociocultural a lo largo de los años se volvió totalitaria e intransigente.

Murillo comenzó a estudiar pintura a los 19 años en el taller de Felipe Castro en Guadalajara. Luego se trasladó a la ciudad de Aguascalientes y continuó sus estudios en el Instituto Científico y Literario del Estado. Regresó a Guadalajara y frecuentó el taller de Félix Bernardelli. Posteriormente, viajó a la Ciudad de México para estudiar en la Academia de San Carlos, donde obtuvo una beca del gobierno de Porfirio Díaz para estudiar en Europa en 1897.

Durante su estancia en Europa, Murillo estudió filosofía en la Universidad de Roma y derecho penal en la Sorbona de París. También se dedicó al periodismo y a la pintura. En París, se inspiró en la pintura mural renacentista y obtuvo una medalla de plata en la exposición anual del Salón de París por su autorretrato al pastel. Al regresar a México, Murillo trabajó en la Academia de San Carlos clasificando, evaluando y restaurando las colecciones adquiridas. Estableció su estudio en la misma academia y arremetió contra los métodos de enseñanza de las artes, promoviendo la importancia del arte popular. Algunos de sus alumnos más destacados fueron José Clemente Orozco e Ignacio M. Beteta. En 1910, lideró una protesta exitosa contra la exposición de los pintores españoles Ignacio Zuloaga y Sorolla, obteniendo apoyo económico del gobierno para organizar una exposición colectiva. En 1911, realizó su segundo viaje a Europa y se estableció en Francia, donde fundó el periódico Action d’Art y la Liga Internacional de Escritores y Artistas.

Durante los años turbulentos de la Revolución Mexicana, Murillo participó activamente en la política y fue interventor de la Escuela Nacional de Bellas Artes. Sin embargo, después del asesinato de Venustiano Carranza en 1920, se vio relegado de ese campo y se dedicó a la publicación de libros. Sus obras más destacadas incluyen “Las artes populares en México” y “Iglesias de México”.

A partir de la década de 1930, Murillo se dedicó principalmente a la producción de retratos y paisajes. Uno de sus temas recurrentes fue la representación de volcanes, lo que lo llevó a escalar frecuentemente el Popocatépetl, el Iztaccíhuatl y presenciar el nacimiento del Paricutín en 1943. Estudió y capturó la belleza de estos fenómenos en sus pinturas y escribió el libro “Cómo nace y crece un volcán: el Paricutín”. El Dr. Atl dejó un legado importante en el arte mexicano y fue una figura clave en la promoción del nacionalismo y la revaloración de la cultura popular. Su trabajo abarca una amplia gama de temas y estilos, y su contribución a la pintura y la cultura mexicana sigue siendo reconocida hasta el día de hoy.

Comenzó a estudiar pintura en la ciudad de Guadalajara. A la edad de 21 años, Murillo ingresó a la Escuela Nacional de Bellas Artes en la Ciudad de México para completar sus estudios. Posteriormente, Murillo recibió una beca de la Academia de San Carlos para estudiar en Europa. A lo largo del tiempo, amplió su área de aprendizaje y estudió filosofía y leyes en la Universidad de Roma. También viajó a París en varias ocasiones para asistir a charlas sobre pintura y dibujo impartidas por Henri Bergson. Además de su carrera artística, Murillo tuvo fuertes intereses políticos y colaboró con el partido socialista de Italia, así como trabajó en el periódico Avanti!. En 1915, prestó servicio a Venustiano Carranza para facilitar la integración de la Casa del Obrero Mundial a las fuerzas del constitucionalismo. Durante este tiempo, también fue crucial en la formación del movimiento obrero mexicano y la Confederación Regional Obrera Mexicana. Años más tarde, el Dr. Atl expresó su apoyo al bando nazi y su antisemitismo, lo que llevó a su colaboración con la revista Timón, la cual fue prohibida por el gobierno mexicano debido a sus inclinaciones nazis. También tuvo una participación destacada en el renacimiento artístico mexicano y fue reconocido por sus obras en Europa. Durante la Revolución Mexicana, se involucró en la lucha y realizó gestiones en favor de la facción revolucionaria. Aunque fue amenazado y tuvo que viajar bajo un nombre falso, logró desembarcar en México y continuar su lucha por el país.

Como maestro de la Academia de San Carlos (1910), el Dr. Atl alentaba a los jóvenes estudiantes, como José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros y Julián Márquez a romper con las pautas tradicionales y aventurarse a crear con mayor audacia y libertad. Ese año, bajo la dictadura de Porfirio Díaz, se presentó una exposición de pintura española para celebrar el centenario de la independencia. En respuesta, el Dr. Atl organizó otra exposición con artistas mexicanos. El Dr. Atl volvió a México entre 1913 y 1914. Se unió al movimiento revolucionario, específicamente con el bando de Venustiano Carranza. Más tarde se alió con Álvaro Obregón. El Dr. Atl comparó en cierta forma a la revolución mexicana con el socialismo bíblico, a fin de promover el crecimiento del arte, la literatura y la ciencia; terminó su actividad política apoyando abiertamente a Hitler, antes y durante la Segunda Guerra Mundial. Pintó un sinfín de obra en el Hotel Casino de la Selva, en Cuernavaca, Morelos, en donde vivió por muchos años apoyado por Manuel Suárez y Suárez.

Una de sus múltiples aficiones era el estudio de los volcanes. Como paisajista, dedicó una cantidad importante de su obra a la representación de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl desde diversas locaciones de la Ciudad de México, fácilmente visibles por aquella época. Se le atribuye el diseño del telón de cristal opalescence elaborado por la casa Tiffany de Nueva York, para el escenario de la sala de conciertos del Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, inaugurado en 1934. También escribió el libro “Cómo nace y crece un volcán. El Paricutín”, en el que cuenta sus experiencias al presenciar la erupción del volcán en el estado de Michoacán. El Dr. Atl fue un pintor paisajista que se puede considerar heredero y sucesor de José María Velasco, quien fue su maestro. A sus últimas series pictóricas las llamó “aeropaisaje”, ya que sus registros fueron hechos desde un helicóptero. Tuvo una relación romántica muy intensa con Carmen Mondragón o Nahui Ollin, pseudónimo con el que él mismo la bautizó. El Dr. Atl siempre se responsabilizó de ella y la ayudó mediante el pago de una pensión.

Frecuentemente se identifica a Murillo como uno de los impulsores de la renovación artística y como promotor inicial de la pintura mural postrevolucionaria en México. Sin embargo, el Dr. Atl se mantuvo al margen del movimiento muralista. Aunque participó en la aprehensión de los espacios plásticos antes del estallido de la Revolución, no se adhirió al muralismo cuando se consolidó como movimiento. Se mantuvo independiente del movimiento y de la determinación de líneas de trabajo y estética nacionalista con contenido social. Los choques ideológicos y personales que Atl tuvo con algunos ministros le impidieron continuar con su labor muralista y se refugió en la pintura de caballete. Algunos de sus cuadros de caballete fueron colocados como murales en diferentes lugares. No se sabe si esto se debió a una prevención de que los políticos los destruyeran o a que realmente no sentía vocación por la pintura mural.

El Dr. Atl falleció el 15 de agosto de 1964 de un paro cardiorrespiratorio. Se desconoce si respirar y absorber durante meses las fumarolas del Paricutín le ocasionó daños irreversibles en su salud. Sus restos están depositados en la Rotonda de los Hombres Ilustres del Panteón Civil de Dolores en México.

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