Eleanor Roosevelt: Un legado de valentía y empoderamiento

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Eleanor Roosevelt, una de las figuras más influyentes del siglo XX, dejó una huella imborrable en la historia de los Estados Unidos y en la lucha por los derechos humanos en todo el mundo. Conocida por su fuerza, determinación y dedicación incansable, Eleanor se convirtió en un faro de esperanza y un símbolo de empoderamiento para millones de personas.

Nacida el 11 de octubre de 1884 en Nueva York, Eleanor Roosevelt creció en una familia acomodada y privilegiada. Sin embargo, su vida no estuvo exenta de desafíos. Desde una edad temprana, Eleanor demostró una gran sensibilidad hacia las injusticias y una profunda empatía por aquellos menos afortunados que ella. Estas cualidades la llevaron a desarrollar una pasión por el servicio público y a dedicar su vida a mejorar las condiciones de vida de los demás.

A medida que Eleanor crecía, su compromiso con los derechos civiles y la justicia social se hizo aún más fuerte. Durante el mandato de su esposo, Franklin D. Roosevelt, como presidente de los Estados Unidos, Eleanor desempeñó un papel activo y revolucionario como primera dama. Rompiendo con las tradiciones de la época, Eleanor se convirtió en una voz poderosa y una defensora incansable de los derechos de las mujeres, los afroamericanos y los trabajadores.

Durante la presidencia de su esposo, Eleanor Roosevelt se convirtió en una figura crucial en la conexión con la población afroamericana en plena era de la segregación. A pesar de los deseos de Franklin de apaciguar los sentimientos sureños, Eleanor expresó su apoyo al movimiento por los derechos civiles. Después de su experiencia en Arthurdale y sus inspecciones de los programas del New Deal en los estados del sur, llegó a la conclusión de que las iniciativas federales discriminaban a los afroamericanos, quienes recibían una parte desproporcionadamente pequeña de la ayuda económica. Por este motivo, se convirtió en una de las pocas voces en la administración Roosevelt que insistía en que los beneficios se extendieran equitativamente a todos los estadounidenses, independientemente de su raza.

Eleanor Roosevelt también desafió las tradiciones al invitar a cientos de invitados afroamericanos a la Casa Blanca. En 1936, se enteró de las condiciones en la National Training School for Girls, una escuela predominantemente afroamericana en el vecindario de Palisades en Washington D.C. Ella visitó la escuela, escribió sobre ella en su columna “My Day”, presionó por fondos adicionales y abogó por cambios en el personal y el plan de estudios. Su invitación a las estudiantes de la escuela a la Casa Blanca se convirtió en un problema durante la campaña de reelección de su esposo en 1936.

En 1939, cuando las Hijas de la Revolución Americana negaron a la contralto afroamericana Marian Anderson la participación en un concierto en el Salón de Eventos Constitution Hall en Washington D.C., Eleanor renunció al grupo como protesta y ayudó a organizar otro concierto en las escalinatas del Monumento a Lincoln. Además, presentó a Anderson ante los monarcas del Reino Unido después de una actuación de la cantante en una cena en la Casa Blanca. Eleanor Roosevelt también jugó un papel importante en el nombramiento de la educadora afroamericana Mary McLeod Bethune como directora de la División de Asuntos de los Negros de la NYA (National Youth Administration).

Eleanor Roosevelt se involucró activamente en ser “los ojos y los oídos” del New Deal y tenía una visión de futuro y un compromiso con la reforma social. Uno de los programas en los que participó ayudó a las mujeres trabajadoras a obtener mejores salarios. El New Deal también permitió que las mujeres ocuparan menos trabajos en fábricas y más trabajos de cuello blanco, ya que muchos hombres regresaron a casa después de la guerra para asumir los roles que las mujeres habían ocupado durante su ausencia. Eleanor Roosevelt aportó un nivel sin precedentes de activismo y habilidades a su papel como primera dama.

A pesar de su apoyo habitual a los derechos de los afroamericanos, el proyecto New Deal en el que Eleanor estuvo involucrada, llamado “Eleanor”, en Virginia Occidental, se estableció en 1934 como una comunidad experimental solo para blancos, al igual que otros asentamientos fundados por el presidente Roosevelt en todo el país. Eleanor presionó en privado para que el linchamiento se convirtiera en un delito federal a través del proyecto de ley Costigan-Wagner de 1934, y organizó una reunión entre su esposo y el presidente de la NAACP, Walter Francis White. Sin embargo, Franklin se negó a apoyar públicamente el proyecto de ley por temor a perder votos de las delegaciones del Congreso en los estados sureños, y finalmente el proyecto de ley no fue aprobado en el Senado.

Aunque Eleanor Roosevelt era popular entre los afroamericanos, su apoyo a los derechos civiles la hizo impopular entre los blancos del sur. Surgieron rumores sobre la formación de “clubes de Eleanor” por parte de los sirvientes para oponerse a sus empleadores, así como sobre incidentes llamados “Martes de Eleanor”, en los que hombres afroamericanos supuestamente derribaban a mujeres blancas en la calle. Sin embargo, no se ha encontrado evidencia de ninguna de estas prácticas.

En abril de 1960, recibió el diagnóstico de anemia aplásica poco después de ser atropellada por un automóvil en Nueva York. En 1962, se le administraron esteroides, lo que activó la tuberculosis latente en su médula ósea. El 7 de noviembre de ese año, falleció a los 78 años debido a la insuficiencia cardíaca derivada del tratamiento con esteroides, en su residencia en Manhattan en el 55 East 74th Street en el Upper East Side. Su hija Anna se hizo cargo de ella durante la fase terminal de la enfermedad. El presidente Kennedy ordenó que todas las banderas de los Estados Unidos fueran izadas a media asta en todo el mundo el 8 de noviembre en memoria de Roosevelt.

En los servicios funerarios en Hyde Park el 10 de noviembre, Roosevelt fue honrada por el presidente Kennedy, el vicepresidente Lyndon B. Johnson y los expresidentes Truman y Eisenhower. Fue enterrada junto a su esposo en la rosaleda de “Springwood”, la casa familiar de los Roosevelt. Durante los servicios, Adlai Stevenson dijo: “¿Qué otro ser humano ha tocado y transformado la existencia de tantos? […] Prefería encender una vela que maldecir la oscuridad, y su resplandor ha calentado al mundo”. Después de su fallecimiento, su familia entregó la casa de vacaciones familiar en la isla de Campobello a los gobiernos estadounidense y canadiense. En 1964, se creó el parque internacional Roosevelt Campobello en 2800 acres (11 km²).

Eleanor Roosevelt fue criticada por su postura en defensa de los ciudadanos japoneses-estadounidenses después del ataque a Pearl Harbor en 1941. Ella se opuso a la Orden Ejecutiva 9066 de su esposo, que llevó a la internación de japoneses-estadounidenses en campos de internamiento en varias áreas del país. Aunque fue criticada por esta postura, Eleanor Roosevelt se mantuvo firme en su defensa de los derechos y la justicia para todos los ciudadanos, independientemente de su raza o origen étnico.

Eleanor Roosevelt fue mucho más que una primera dama. Fue una líder visionaria, una defensora valiente y una voz para los que no tenían voz. Su vida y su legado nos enseñan que cada uno de nosotros tiene el poder de hacer una diferencia, de marcar un impacto duradero en el mundo. Sigamos su ejemplo y trabajemos juntos para construir un futuro mejor y más inclusivo para todos.

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