Cultura 94
El sufragio femenino, también conocido como voto femenino, se refiere al derecho de las mujeres a votar y ser elegidas para cargos públicos. Este derecho político y constitucional ha sido objeto de una lucha histórica conocida como sufragismo. Aunque en algunas culturas las mujeres tenían derechos políticos antes de esto, se considera que el movimiento sufragista contemporáneo tuvo su inicio en 1848 en Estados Unidos con la Declaración de Sentimientos de Seneca Falls.
El voto femenino es considerado un elemento esencial de la democracia y el sufragio universal. A lo largo del siglo XX, la mayoría de los países del mundo han reconocido el derecho de las mujeres a votar y ser votadas. Sin embargo, todavía hay países que no lo reconocen. Ha sido reconocido como un derecho humano universal. La legislación internacional, como la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, ha respaldado este derecho. La Convención sobre los derechos políticos de la mujer, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1952, establece el derecho de las mujeres a votar en igualdad de condiciones con los hombres.
El movimiento sufragista fue impulsado por mujeres que abogaban por la extensión universal del sufragio a las mujeres. Este movimiento reformista social, económico y político buscaba la igualdad de derechos de voto para las mujeres. Las sufragistas utilizaron diferentes tácticas y estrategias para lograr sus objetivos, y destacadas figuras como Emily Davison, Emmeline Pankhurst y Carmen Karr jugaron un papel importante en este movimiento. A medida que el movimiento feminista evolucionó, sus objetivos se ampliaron más allá del sufragio femenino para incluir la igualdad de género en otros aspectos de la sociedad, como el trabajo, la educación y la familia. El movimiento sufragista sentó las bases para la lucha por la igualdad de derechos de las mujeres en todo el mundo.
La Revolución Mexicana tuvo como objetivo principal luchar por la libertad y la igualdad de derechos para todos los habitantes del país. Sin embargo, a pesar de esta lucha, la Constitución Mexicana de 1917 no otorgó el derecho al voto a las mujeres. El argumento utilizado fue que las mujeres no sentían la necesidad de participar en los asuntos públicos y que su papel principal era proteger la integridad de la familia.
El artículo 34 de la Constitución establecía que los ciudadanos de la República debían ser mexicanos, mayores de 18 años si eran casados y mayores de 21 si no lo eran, y tener un modo honesto de vivir. Sin embargo, al estar escrito en masculino, se utilizó como argumento para negarle el voto a las mujeres. Algunas sufragistas argumentaron que al utilizar el masculino en español, se hablaba de la generalidad de la población, incluyendo a hombres y mujeres.
A pesar de esto, algunas mujeres como Hermila Galindo se postularon para cargos políticos y obtuvieron votos, pero no se les reconoció como válidos. El sufragio femenino llegó tarde a México, y fue en 1953 cuando las mujeres finalmente obtuvieron el derecho al voto. El 3 de julio de 1955 fue la primera vez que las mujeres mexicanas ejercieron su derecho al sufragio.
Es importante destacar que hubo avances en el reconocimiento del voto femenino en algunos estados, como Yucatán en 1923, pero estos logros fueron anulados posteriormente. La lucha por la equidad de género y los derechos de las mujeres continuó a lo largo del tiempo, y finalmente se logró el reconocimiento del derecho al voto para todas las mujeres en México.
Durante el gobierno de Miguel Alemán en 1947, se estableció a nivel nacional el derecho de las mujeres a votar y ser elegidas en los procesos municipales. Cabe mencionar que en estados como Chiapas, Tabasco y Yucatán este derecho ya existía desde 1916. Más tarde, el 17 de octubre de 1953, el presidente Adolfo Ruiz Cortines emitió una reforma a los artículos 34 y 115 de la Constitución, reconociendo plenos derechos de ciudadanía a las mujeres mexicanas.
Desde entonces, sólo seis mujeres se han postulado para la presidencia del país: Rosario Ibarra de Piedra en 1982, Cecilia Soto González y Marcela Lombardo Otero en 1994, Patricia Mercado en 2006, Josefina Vázquez Mota en 2012 y Margarita Zavala Gómez del Campo en 2018 (quien renunció a su candidatura independiente).
En las elecciones del 3 de julio de 1955, las mujeres mexicanas ejercieron su derecho al voto por primera vez para elegir a los diputados federales de la XLIII Legislatura. Este evento marcó un hito en la lucha por la igualdad de género en México y fue resultado de la promesa de campaña del entonces candidato presidencial Adolfo Ruiz Cortines. Aunque el sufragio femenino fue reconocido en 1947, fue en 1955 cuando las mujeres pudieron votar en una elección federal.
A pesar de la importancia de este evento histórico, la verdadera democratización de la ciudadanía tomaría aún más tiempo en arraigarse en el país. Fue hasta 1979 que México tuvo a su primera gobernadora estatal, Griselda Álvarez. Desde entonces, las mujeres han continuado luchando por sus derechos y por su participación en la toma de decisiones del país. Es importante seguir trabajando en la implementación de políticas públicas que promuevan la participación de la mujer en todos los ámbitos para construir juntos un México justo y equitativo para toda la población.